Humberto Galo Romero
Hasta hace un par de décadas el término bolsa agropecuaria era desconocido en el campo. Los productores solo conocían el mercado tradicional para comercializar sus mercancías. Los vendían al mejor postor, sin que estos reconocieran la calidad de sus productos. La oferta y demanda era el único factor que determinaba el precio del mismo.
Los productores no aportaban al fisco, porque las transacción se hacían en el mercado informal. Pero esta realidad cambió en 1993 cuando se empezó hablar de un término que parece complejo, pero que en realidad la forma en cómo funciona es sencilla y fácil para cualquier agricultor y ganadero. Se trata de las bolsas agropecuarias.
En el país hay dos que han venido a dinamizar a los sectores productivos, que se encuentran dispersos geográficamente y segmentado en pequeños, medianos y algunos grandes productores. Esto por tanto dificulta la posibilidad de que estos aporten al fisco, algo que sí están logrando las bolsas agropecuaria.
Felipe Argüello, gerente de Bolsa Agro, sostiene: “a través de los puestos de bolsa, garantizamos al productor un precio justo por lo que elabora y un pago de impuesto a un porcentaje fijo, no importa cual sea el monto de la transacción efectuada”.
Argüello apunta que las bolsas llegan a contribuyentes del sector agropecuario que nunca han recibido educación tributaria y “por tanto no conocen de sus obligaciones y derechos fiscales”.
• Argüello reconoce que los altos precios de los alimentos permitieron elevar hasta en un treinta por ciento el aporte al fisco de las bolsas, lo que refleja que el reto del país continúa siendo elevar los rendimientos.
• El representante de esta bolsa afirma que en los últimos años miles de productores se han animado a vender a través de este canal debido al esquema fácil para transar y los beneficios que reciben para mejorar sus sistemas de producción.
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Recuerda que el agro es “vulnerable a los cambios climáticos y tiene baja rentabilidad con pérdidas cíclicas, debido al incremento de costos y fluctuaciones de precios”.
Luis Arévalo, gerente de la Bolsa Agropecuaria de Nicaragua SA (Bagsa), afirma que el sector agropecuario al ser tan disperso e informal, los puestos de bolsa son una alternativa para reducir esa informalidad y contribuir a los ingresos fiscales de este país.
Y lo hacen. En los últimos años los aportes fiscales del sector ha venido creciendo hasta pasar a niveles de mover 31 millones de córdobas en 2003 a 443 millones al cierre del año fiscal 2011-2012.
Argüello, por su parte, explica que las bolsas agropecuarias no solo apuntan a establecer orden dentro del sector productivo, sino que también ofrecen mayores beneficios tanto para los productores como para el Estado.
Por ejemplo, los productores son asistido con asesoría técnica, pero sobre todo aprenden a conocer la calidad del producto que cosechan en el campo o en las fincas. Además conocen de primera mano cómo anda el comportamiento de los precios de los bienes y mercancías en el mercado nacional e internacional.
Esto le permite a los agricultores y ganaderos conseguir buenos precios o al menos una paga justa que se adecúa a sus costos de producción.
¿CÓMO FUNCIONA UNA BOLSA AGROPECUARIA?
Las bolsas agropecuarias se rigen por ley de la oferta y la demanda, existe un oferente y un demandante, típicamente el oferente es el productor. El rol de la bolsa es reunir a esas dos partes para que puedan formalizar un precio.
Según Arguello, las bolsas agropecuarias, ofrecen al productor la posibilidad de negociar sus productos de buena manera, se paga a un buen precio y lo mejor es que existe el llamado régimen simplificado, el cual incorpora una tasa de retención definitiva de Impuesto sobre la Renta (IR) el cual se grava en dependencia de la venta total que se efectuó. “Este porcentaje oscila entre el 1.5 y el 2 por ciento, esto pasa después a la Dirección General de Ingresos (DGI)”, comenta.
Los productos transados
Entre los productos que son transados en las bolsas agropecuarias figuran el maní, caña de azúcar, café, arroz, ganado en pie, vegetales, harina de maíz, frijoles, soya, leche cruda y sorgo.
También el uso de laboratorios especializados para calibrar la calidad de productos antes mencionados han tenido un fuerte impacto en la bonanza de las bolsas y en el sector agropecuario. Estos han ayudado a mejorar la competitividad de los productores locales.
Para diversificar lo que se comercializa a través de estos puestos de bolsa, los representantes de este sector están solicitando que se amplíe la lista de productos que se pueden transar por ahí. Entre los productos que quieren que se incorporen figuran el algodón, achiote, cacao, canela, frutas, plantas ornamentales, miel de abeja, semilla de jícaro, semilla de calabaza, semilla de marañón, tabaco en rama y queso nacional.
Las bolsas también están apostando por invertir en más tecnología para facilitar la información a los productores.
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