EFE
VIDA
La cocina está llena de códigos de barras. Cada alimento lleva uno adherido a la etiqueta. ¿Por qué no añadir una más? Una barra o encimera donde comer, donde desayunar y donde tomar una copa de vino mientras esperamos a que la cena esté en su punto.
La cocina es un lugar de concentración, de charla y de vigilancia. Confiarse y dejar la sartén o la cazuela en el fogón, incluso aunque sea a fuego lento, es todo un riesgo para que la cocción no vaya según lo previsto.
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Los nuevos diseños de cocina siguen esa máxima, bien con un afán de renovación o con la intención de aprovechar el espacio y continuar con la inercia de seguir haciendo vida en la cocina, aunque la vivienda sea unifamiliar.
De ahí que las barras de cocina sean la aportación más novedosa y alternativa a una tradicional mesa en esta estancia. El espacio cobra otra altura y dimensión y se puede utilizar no solo para comer.
UNA EXTENSIÓN
Si la cocina forma parte de un lugar común de la casa y se funde con el despacho o el salón, la barra es una extensión más del hábitat. Mientras atiende la cocción, usted puede pasar el tiempo en ella, leyendo un libro o revisando los últimos informes de su empresa.
Cuando tenga invitados, advierta que la barra se transforma en el lugar perfecto en el que, de una manera informal, se puede empezar con el aperitivo. Una copa de vino, una cerveza bien fría o un refresco, encontrarán el apoyo perfecto mientras se termina de hacer la comida.
La firma Mièle utiliza este recurso decorativo, la barra, para dar una imagen de modernidad en las cocinas, sustituyéndola por la mesa tradicional.
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