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Ayer la delegación de madres de migrantes y sus organizadores, en la búsqueda de la verdad sobre el destino de sus hijos e hijas, llegaron aTlaxcala, el octavo Estado de México de la ruta de los migrantes. LA PRENSA/CORTESÍA

¿Alguien vio a mi hijo?

“Yo lo vi y dije se parece mucho”, fue la primera reacción que tuvo el nicaragüense Roberto Carlos Baca Martínez después de observar una de las fotografías expuestas ayer por la organización Estancia del Migrante, sobre viajeros que han pasado por Tequisquiapan, municipio del estado de Querétaro.

Elizabeth Romero

“Yo lo vi y dije se parece mucho”, fue la primera reacción que tuvo el nicaragüense Roberto Carlos Baca Martínez después de observar una de las fotografías expuestas ayer por la organización Estancia del Migrante, sobre viajeros que han pasado por Tequisquiapan, municipio del estado de Querétaro.

Según el nicaragüense, quien participa en la caravana de centroamericanos en búsqueda de migrantes desaparecidos, su hermano Gerald Antonio Martínez se fue hace unos años a El Salvador, donde estuvo un tiempo trabajando en una ferretería, pero decidió avanzar.

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Paolo Bolognesi, del Servicio Jesuita para Migrantes en Nicaragua, dijo que pese a la situación de pobreza de las familias nicas, cuando sus parientes mueren en el extranjero deben asumir la repatriación de los cuerpos, lo que lleva en muchas ocasiones a endeudarse por miles de dólares.

Ayer, en las vías, las madres colocaron flores rosadas en memoria a las víctimas. La caravana también recorrió las vías del tren de carga que pasa por este lugar donde la organización de La Estancia ayuda desde hace 12 años a los migrantes que pasan por aquí.

Luis Alfredo Gómez, uno de los voluntarios, dijo que ellos apoyan a entregar con bolsas de alimentos y agua a los migrantes que han logrado abordar los trenes.

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El último contacto con su hermano fue hace dos años, cuando dijo que estaba en México, adonde llegó deportado de Estados Unidos. Anunció que haría un segundo intento por cumplir su sueño americano. Después no supieron de él.

En la fotografía que llamó la atención de Baca Martínez aparecen varias personas y una de ellas se le pareció a su hermano “por su sonrisa”. La foto fue tomada por Julieta Gómez, de la organización de la Estancia del Migrante, quien no recuerda la fecha en que la captó en las vías del tren en este sector. Ella prometió buscar la original.

Tequisquiapan es el octavo Estado mexicano de 14 que esperan recorrer los miembros de la caravana de madres centroamericanas en búsqueda de sus hijos migrantes.

La delegación nicaragüense ha contado con el apoyo del Servicio Jesuita para Migrantes y MS-ActionAid Dinamarca, pero en México organiza el Movimiento Migrante Mesoamericano y distintas organizaciones en los diferentes Estados de la ruta. A este lugar la caravana llegó la noche del martes y pese al frío que calaba los huesos, y el cansancio ya visible en algunas madres, ellas caminaron varias cuadras de la ciudad acompañadas de lugareños.

Al igual que en otras ciudades, por donde las madres han recorrido suplicando alguna información sobre sus hijos e hijas perdidas, la noche del martes se concentraron en la plaza pública donde un mayor número de los vecinos se sumó a observar las fotografías que las mujeres exponen en espera de una pista.

Por la mañana de ayer desayunaron con algunas autoridades locales. Una de ellas, el regidor Rubén Mentado Ochoa, quien preside la local Comisión de Derechos Humanos y Atención al Migrante, dijo que en este Estado, al igual que los otros ya recorridos, “el crimen organizado afecta a los migrantes”.

“A veces son usados para hacer delitos, donde por la necesidad de ellos dicen, bueno pues necesito dinero, necesito comer, pues tengo que hacerlo, se ha aprovechado el crimen organizado de ellos”, denunció Mentado Ochoa.

Ayer se conoció que la cónsul de Nicaragua en el Distrito Federal, María Eugenia Baltodano Monroy, ha solicitado una reunión con las madres nicaragüenses a su llegada a la capital mexicana. Paolo Bolognesi, del Servicio Jesuita para Migrantes en Nicaragua, denunció ayer que pese a la situación de vulnerabilidad de muchos nicaragüenses que emigran, el Estado no actúa; mencionó que ni siquiera las denuncias les son recibidas a las madres, mientras no se han cumplido los tres días de desaparecidos de sus parientes. De aquí la caravana pasó al estado de Tlaxcala, Tlaxcala.

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