Gloria Ruiz
Virginia Urbina atiende una pequeña biblioteca en su humilde y pequeña casa, mitad de piedra mitad de madera. Fue el sueño de esta joven, de 15 años, hecho realidad hace cuatro meses.
La idea de crear una biblioteca en la comunidad de San Isidro de la Cruz Verde nació de la amistad de dos jóvenes: de Virginia y de la estadounidense KJ Davidson, quienes contaron con la ayuda del padre de KJ para equipar la casa que funciona como una biblioteca comunitaria.
“Mi papá le trabajó al papá de KJ como jardinero por un año y una vez me preguntaron qué quería hacer para mi comunidad y yo contesté que una biblioteca y así surgió todo”, dijo Urbina.
La pequeña biblioteca cuenta con 500 libros, una fotocopiadora, de la que hacen uso los pequeños, sillas, abanicos, mesas y estantes donde ordenan los libros. Parte de los libros fueron donados por una biblioteca de San Juan del Sur.
VISITADA
Al inicio cuando Urbina abría la biblioteca ni un alma llegaba a visitarla, por eso la joven decidió realizar visitas casa a casa para invitar a los pequeños a asistir y hoy ya cosecha esos primeros frutos, pues cerca de 30 chavalos asisten a consultar los libros.
La biblioteca abre sus puertas los días lunes, miércoles y viernes, de 3:00 a 5:00 de la tarde, ya que por la mañana no hay quien atienda porque Urbina asiste a clases de tercer año de secundaria.
Elizabeth Sotelo es madre de uno de los pequeños que hacen uso de la biblioteca, esta mujer asegura que está agradecida por la labor que hacen en ese lugar y dice que le ha servido de mucho a su hijo.
“La biblioteca es un avance para la comunidad y para los niños. En mi caso mi hijo ha progresado bastante en la lectura y eso como madre me hace sentir satisfecha, aquí le ayudan bastante”, manifestó la madre de familia.
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