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Eduardo Enríquez

La República ha muerto. ¡Viva la República!

El resultado electoral que arrojó el Consejo Supremo Electoral el 5 de noviembre, sin que probablemente se hayan molestado en contar los votos de los nicaragüenses, completa el primer período del régimen orteguista en el que la pareja presidencial ha instalado un régimen absolutista de corte fascista y ha matado a la República.

Esa es la tesis del libro que presentaré el próximo miércoles Muerte de una República , que recoge el período del gobierno de Daniel Ortega —el orteguismo— y que el análisis establece que comienza en 2006 y culmina con estas elecciones municipales.

Lo que comenzaremos a vivir a partir de ahora es una segunda etapa del orteguismo en que se van a legalizar los abusos que hemos sufrido durante todo este tiempo con las mayorías que se han adjudicado en la Asamblea Nacional y en los municipios, y con el control total de las instituciones que por definición deberían ser las garantes del balance republicano.

A muchas personas les ha asombrado el título del libro, algunos no creen que hayamos llegado al punto de declarar muerta a la República, otros consideran que si ya murió no hay nada más que hacer. Y otros creen que acá nunca ha habido tal sistema de gobierno.

Si por República entendemos, como lo hacía John Locke, que es un sistema de gobierno fundado en la división de poderes y basa las relaciones de los ciudadanos con la Ley y los considera a todos por igual ante la misma; donde las leyes controlan al poder y hacen que su transferencia se haga por el sufragio universal, para evitar así la tentación del poder absoluto y el establecimiento de una tiranía, entonces en efecto esta República está muerta.

La verdad es que lo que hemos presenciado en estos últimos seis años es el lento proceso de muerte de la segunda República, una República en Nicaragua, que nunca fue saludable o vigorosa, pero más allá de entrar a explicar eso, lo importante que quiero recalcar es que las repúblicas nacen y mueren. A los franceses, por ejemplo, les tomó cinco repúblicas llegar a donde están. La primera les duró escasamente tres años y la quinta lleva ya 54 años y sigue firme.

Por lo tanto la muerte de una República es en efecto un hecho preocupante, sin embargo no es definitivo. En realidad, en cuanto muere una inicia un proceso lento, casi siempre invisible e imperceptible, de gestación de la siguiente. Lo trágico es que el nacimiento se da generalmente en un evento violento y sangriento y eso se debe en gran parte a que por mucho tiempo las sociedades pasan por un período de negación, muchos lo están viviendo actualmente y esto lo que hace es que los regímenes dictatoriales se fortalezcan antes de que la gente se dé cuenta que no puede vivir bajo los mismos.

Otra tragedia es que el nacimiento de la siguiente República de ninguna manera garantiza su supervivencia, a menos que la sociedad cuente con un elemento esencial: que el habitante, el poblador se convierta en ciudadano. Es más, si la sociedad encuentra la manera de crear ciudadanía antes del estallido de la violencia, el cambio puede ser menos traumático y sangriento.

El ciudadano además es el que garantiza la longevidad del sistema republicano porque un individuo que se reconoce como ciudadano sabe que tiene derechos, sabe que puede y debe reclamar por los mismos, sabe que esos reclamos no tienen que llegar a la violencia y al derramamiento de sangre si la presión es lo suficientemente amplia, constante y fuerte. Pero el ciudadano también sabe que tiene deberes para con la sociedad y para con sus conciudadanos. Todo esto hace que cada ciudadano, ya no un simple poblador de un territorio, se convierta en el garante de la institucionalidad democrática.

Es por eso que la causa de la muerte de una República es un hecho triste y doloroso que nos inicia como individuos y como sociedad en un oscuro camino de represión, sin embargo, esa tragedia también es la oportunidad de darnos cuenta que solo construyendo ciudadanía, conciencia ciudadana en otras palabras, podemos hacer renacer el sistema republicano y darle permanencia.

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COMENTARIOS

  1. ciudadano
    Hace 11 años

    “La Republica ha muerto” La Republica no ha muerto. La Republica sigue de brazos cruzados…

  2. Lea
    Hace 11 años

    Sr. Eduardo Enriquez, acaso las violaciones constantes a este sistema republicano, division de poderes, respeto a sus instituciones etc, etc. no fueron las causas por las que unos “muchachos” inventaron una revolucion que llevo consigo a miles de jovenes a entregar sus vidas inutilmente?. Acaso no fue Daniel Ortega y compania quienes desde sus escondites justificaban su movimiento incitando a las masas a unirseles argumentando que todo seria mejor? Donde esta ese pueblo que no reclama ?

  3. Celio
    Hace 11 años

    Totalmente Claro!!!!! Aunque me da un poco de vergüenza, porque no he sido un ciudadano responsable para forjar, mejorar y mantener la República de Nicaragua que tanta sangre a costado a nuestros héroes.

    Por otro lado, como decía el gran maestro Jose Marti, ¨La Ignorancia Mata a los pueblos¨ y eso nos esta pasando. Ademas agregaría, que los empresarios Nicas que tienen mayor conocimiento que el pueblo común, solamente piensan en hacer mas riqueza y depositarla en bancos extranjeros.

  4. Republicano
    Hace 11 años

    Lo mejor que podemos hacer es enterrar esta república junto con Ortega y los orteguistas que han sido los que apoyaron su sistema fascista desde el 79. Entre estos están grandes y pequeñas personalidades por todos conocidas. Cómo? Aplicándoles la ley que ellos mismos redactaron o la de las de las constituciones anteriores así como ellos usaron hasta las de otros paises para entronizarse. Esto pasa por reconocer a Fabio como el presidente constitucional unirse alrededor de el y pasar a la a

  5. Drew (Reparto Belmonte)
    Hace 11 años

    Muy cierto lo que dice don Eduardo Enriquez, Nicaragua dejó de ser REPUBLICA, desde 1979, y aun en los tres gobiernos de transicion cuando desde abajo y desde arriba los totalitarios sandinistas impusieron su estado de TERROR sandino comunista, voy a estar atento a comprar su libro, donde me imagino le saca las mantillas al regimen militar desde 1979 hasta la actualidad, pobre Nicaragua destruida por la vorágine rapiñera sandinista, y se creen los padres de la patria, clase guayola.

  6. Juan Mantilla
    Hace 11 años

    Una pregunta Sr Enriquez : podria por favor en algun otro comentario ilustrarnos como estaba la deuda de nicaragua al momento de recibir ortega y por cuanto va ahorita? y en cuanto se calcula llegara al termino de estos 5 anos? gracias.

  7. rolando salvo
    Hace 11 años

    Eduardo:
    Sigo insistiendo que cuando a un ciudadano se le convierte en pueblo,la republica se destruye lentamente y dolorosamente-

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