Elízabeth Romero y Jerónimo Duarte
En medio del hermetismo familiar fueron sepultados los restos de dos hermanos cuyas vidas fueron segadas a balazos en una comunidad de Puerto Príncipe, Nueva Guinea. Las circunstancias en que fue perpetrado el doble crimen tienen ribetes de una ejecución. Se desconoce el móvil.
Las víctimas fueron identificadas como José Marvin y Francisco Miranda González, ambos hermanos, de 30 y 27 años, respectivamente. Toda la información obtenida hasta ahora es extraoficial pues los familiares de los fallecidos, aparentemente por temor, tampoco brindaron información a la Policía Nacional.
Tanto en Nueva Guinea como en Managua, la Policía Nacional no ofreció versión oficial. Los cuerpos ensangrentados y con visibles impactos de bala quedaron tendidos en el patio cercano a la casa de la familia.
En el lugar los habitantes se niegan a comentar cómo ocurrieron exactamente los hechos. Los cuerpos fueron trasladados a la comunidad Villa Álvarez, Río San Juan, donde fueron sepultados.
NO QUIEREN DENUNCIAR
“Es una muerte misteriosa, los familiares no quisieron denunciar. Fue una ejecución lógicamente en la casa, en contra de dos hermanos”, confió una fuente a LA PRENSA.
Sin embargo, hay otras fuentes que llegaron a señalar que lo único que conocen es que días anteriores hubo una discusión, pero nadie precisa los motivos ni entre quiénes, y prefieren callar. Hay una decisión de los familiares de no denunciar, dijo una de las fuentes, quien aclaró que los dos fallecidos “eran muchachos cristianos de buena conducta”.
Extraoficialmente se conoció que José Marvin regresaba de Puerto Príncipe, pero unos 500 metros antes de llegar a la casa, desconocidos le dispararon.
Al escuchar los balazos salió su hermano Francisco para indagar lo que sucedía, pero también fue recibido a balazos, dijeron a LA PRENSA las fuentes extraoficiales. Ambos hombres murieron en el lugar. La familia se negó incluso a precisar la identidad de los fallecidos.
La Policía visitó el lugar para realizar las pesquisas del hecho sangriento, pero fue poco lo que obtuvo.
A mediados de septiembre pasado, LA PRENSA publicó un caso similar. Sujetos desconocidos acabaron con la vida de Santos Felipe Jarquín y José Luis López, de 30 y 25 años, respectivamente, cuando ambos buscaban gasolina en Puerto Príncipe, confirmó en ese momento el comisionado Ramón de Jesús Castillo, jefe de la Policía local.
En esa ocasión, Marta Lorena López Zamora, madre de Santos Felipe Jarquín, relató que las víctimas “no habían caminado ni cinco metros de la casa, cuando escuché varias detonaciones. Primeramente traté de esconderme pero al final observé que era mi hijo que se retorcía del dolor encima de unas piedras con varios impactos de bala”.
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