Noel Amílcar Gallegos
Desde hace más de un mes, durante todas las madrugadas, los pequeños que habitan en casa de Karla Medrano, en reparto La Reforma, Masaya, se despiertan asustados por el ruido de pitos y motores de las unidades de buses, que en esa zona se aparcan a esperar pasajeros del mercado municipal.
[/doap_box]
Más de cien familias de esa zona han resultado afectadas por esa situación a raíz que los buses fueron sacados de la terminal, por las reparaciones en esa área.
Medrano dijo que la circulación es caótica todo el día porque las unidades se ubican frente a los garajes de los domicilios. “En esta zona es una odisea pasar con mis hijos, tengo que ir a dejarlos a pie (al colegio) porque en la mañana no puede pasar ningún vehículo”, se quejó.
Según los vecinos, el asunto parece que va para largo porque la municipalidad al parecer no se ha interesado en dar una solución a este problema.
“En los portones de las casas se orinan, hasta defecan, aparte que dejan tirada toda la basura en los andenes, incluso la echan dentro de nuestros patios. Desde la 1:00 de la madrugada comienzan a sonar los pitos y eso afecta a nuestros niños y enfermos”, dijo doña Miriam Espinoza.
Agregó: “Pedimos a través de LA PRENSA al presidente (Daniel Ortega) a que nos dé una respuesta, porque ya no soportamos esta situación. El problema es que la Alcaldía no terminó la obra de la terminal en tiempo y forma”, enfatizó doña Miriam.
Al mediodía del pasado domingo hubo un conato de incendio en casa de la señora María Elena Gaitán, cuyas llamas fueron reducidas por sus vecinos, porque las unidades del Cuerpo de Bomberos no pudieron penetrar al lugar por el embotellamiento de las unidades de transporte.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 A