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Ejercita su cerebro

Los libros y juguetes educativos no solo hacen que un niño sea más listo, sino que también influyen en el crecimiento de su cerebro, según han revelado investigadores de la Universidad de Pennsylvania (EE. UU.) en la Reunión Anual de la Sociedad de Neurociencia.

Agencias

Vida

Los libros y juguetes educativos no solo hacen que un niño sea más listo, sino que también influyen en el crecimiento de su cerebro, según han revelado investigadores de la Universidad de Pennsylvania (EE. UU.) en la Reunión Anual de la Sociedad de Neurociencia.

Los resultados de su trabajo indican que hay un periodo extremadamente sensitivo en la infancia durante el cual el desarrollo del cerebro está fuertemente influido por los factores ambientales.

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Según se deduce en un estudio de la Universidad de Búfalo (EE. UU.), cuando leemos un libro nos sentimos parte psicológicamente de la comunidad que protagoniza la narración, por ejemplo el colectivo de magos en el caso de la popular saga de Harry Potter. Este mecanismo satisface una necesidad humana fundamental: la de pertenencia a un grupo. En concreto, para la investigación los investigadores trabajaron con dos bestsellers: Harry Potter y la piedra filosofal y Crepúsculo. Y estudiaron la afiliación psicológica con magos y vampiros, respectivamente, de más de un centenar de sujetos antes y después de leer dos fragmentos de ambos libros durante media hora.

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ASÍ FUNCIONA

Los investigadores seleccionaron a 64 niños a los que realizaron un seguimiento desde su nacimiento hasta la adolescencia, que incluyó una serie de visitas entre los 4 y 8 años para evaluar su ambiente, cuantificar los libros y juguetes educativos, así como los estímulos proporcionados por los padres.

Diez años después, los científicos obtuvieron imágenes del cerebro de los participantes y encontraron que el nivel de estimulación mental recibido por los niños a los 4 años se relacionaba con el grosor de dos regiones de la corteza cerebral en la adolescencia, y que esta era más delgada en los participantes con más estímulos.

Este efecto se produce porque, cuando el cerebro se desarrolla siempre produce más conexiones neuronales de las necesarias.

Estas uniones sobrantes se van eliminando con el tiempo en un proceso que se llama “poda sináptica”, que es muy dependiente de la experiencia. La poda sináptica reduce el grosor de la corteza cerebral y hace que el procesamiento de la información sea mucho más eficiente.

EN EDAD TEMPRANA

Los científicos observaron que, mientras a los 4 años los estímulos influyen sobre el desarrollo de la corteza cerebral, este efecto era mucho más pequeño a la edad de 8 años, y que otros factores como la inteligencia de la madre tampoco eran influyentes.

“Hemos comprobado que los cuidados de los padres influyen en la estructura del cerebro”, ha explicado Martha Farah, una de las autoras del trabajo. “No creo que los resultados sean una casualidad, sino que parece que la estimulación cognitiva a edades tempranas conduce a cambios en el grosor de la corteza cerebral”.

Estudios anteriores han demostrado que la lectura también incrementa el poder imaginativo de los niños, convirtiéndolos en personas adultas más creativas.

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