Pedro Joaquín Chamorro B.
El Parque de la Paz fue construido en 1996, sobre el sitio donde el 14 de septiembre de 1990 la presidenta Violeta Barrios de Chamorro enterró y quemó mas de 15,000 fusiles de guerra, luego de la desmovilización de la Resistencia Nicaragüense, en un acto simbólico dando así inicio a una nueva era de paz que aun vivimos en Nicaragua.
Cuando las retroexcavadoras extraían la tierra para hacer sus fundaciones a finales de su período presidencial, se encontraron con una capa de fusiles que yacían congelados en el tiempo que son testigos mudos de una época de guerra fratricida que todos los nicaragüenses ansiábamos dejar atrás, también congelada en la historia.
El Parque de la Paz es quizás la única expresión en nuestra cultura de un culto por ese valor sagrado, necesario para el progreso de los pueblos y consagrado en la letra de nuestro himno nacional, que es la paz.
Pero el Parque de la Paz, que fue construido con el auspicio del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo con una inversión de más de un millón de dólares, yace en el más completo y lamentable abandono. Desde que fue construido e inaugurado en 1996 ningún gobierno municipal ni nacional se ha preocupado de su mantenimiento y preservación. El emblemático Faro de la Paz luce tan abandonado como las armas que sobresalen de la tierra que fueron bañadas con cemento para su preservación.
Una gigantesca paloma blanca pintada en la colosal fuente simbolizando la paz ya no se distingue porque con el tiempo la pintura fue cediendo. Ni una sola de las más de 15 placas conmemorativas de las personas que hicieron posible la obra está en su lugar, las placas, con todo lo que había en el parque, fueron vandalizadas.
En contraste, alrededor del Parque de la Paz, que ahora quedó cercado dentro del perímetro del Parque Luis Alfonso Velásquez, todo es movimiento y construcción, se construye una ciudad entera asemejando a Belén con su nacimiento, que seguramente estará lista para ser inaugurada esta Navidad; se construyen las comiderías para el nuevo edificio de los juzgados ubicado en la vecindad, grandes parqueos, el nuevo estadio de beisbol para niños, en fin, es irónico que todo alrededor del monumento a la paz esté en construcción plena, mientras este icono de la paz yace en el abandono pleno.
Si la paz es tan importante que la cantamos y la atesoramos diariamente en nuestro Himno Nacional ¿por qué no promover su culto en nuestros niños?
Todo lo que se ha hecho en el Parque Luis Alfonso Velásquez es bueno y meritorio, desde la cerca perimetral hasta los juegos para los niños, lo único que es criticable es que no se haya hecho nada aun por darle vida a un parque que representa el valor más ansiado de nuestra sociedad, sin el cual no puede haber progreso, como lo es la paz.
La historia de Nicaragua está plagada de conflictos bélicos y muy pocos períodos de paz y progreso, este monumento privilegia el culto y la exaltación de ese valor tan preciado y por lo tanto no debe ser abandonado por ningún gobierno, independiente del signo político que tenga.
Por tal razón, la Bancada Democrática Nicaragüense ha introducido un anteproyecto de ley, que declara al Parque de la Paz como patrimonio de la nación y como tal lo somete a un régimen de protección especial, destina los recursos necesarios para su remodelación y mantenimiento y en reconocimiento a esa gran dama que sentó las bases para la paz y la reconciliación nacional en Nicaragua, se le agrega su nombre por lo que se llamará “Parque de la Paz Violeta Barrios de Chamorro”.
Ojalá esta ley, que propone salvar ese icono de la paz, sea aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional y las futuras generaciones puedan visitarlo luego de hacer deporte en las otras áreas del parque que han sido destinadas para el deporte.El autor es diputado.
