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El poeta brasileño Ledo Ivo, reconocida figura de las letras de Brasil, falleció ayer a los 88 años. En varias ocasiones visitó Nicaragua invitado por el Festival Internacional de Poesía de Granada, lugar donde leyó sus poemas. La Prensa/Archivo/O.Valenzuela.

Poeta del dulce fuego

El poeta brasileño Ledo Ivo falleció en Sevilla, España, a los 88 años de edad, “quería cruzar el Guadalquivir andando por uno de sus puentes; cosas de poetas”, ha dicho ayer su hijo, el pintor Gonzalo Ivo, de 54 años, con cuya familia estaba de viaje por España.

 

 

EFE

El poeta brasileño Ledo Ivo falleció en Sevilla, España, a los 88 años de edad, “quería cruzar el Guadalquivir andando por uno de sus puentes; cosas de poetas”, ha dicho ayer su hijo, el pintor Gonzalo Ivo, de 54 años, con cuya familia estaba de viaje por España.

Según Gonzalo Ivo, quien ayer acompañó a su padre en todo momento y en cuyos brazos expiró después de salir a cenar y llegar al hotel, el viejo poeta dijo sentirse mal, por lo que llamaron al médico y le sentaron en una silla de ruedas, para finalmente morir a las dos de la madrugada.

Gonzalo Ivo ha asegurado que le incinerarán en Sevilla “lo antes posible” y que llevarán sus cenizas a Brasil porque su padre “no quería una muerte carnavalizada ni una muerte episcopal, sino una muerte sencilla y franciscana”.

Hace ocho días Ledo Ivo llegó a Madrid, en compañía de sus nietos Leonardo y Antonia, de su hijo Gonzalo y de la esposa de este, Denyse, y desde el jueves estaban en Sevilla, donde tenían previsto permanecer hasta el día de Navidad para regresar a Madrid.

Entre Quevedo y Góngora

“Él sabía que el fin estaba próximo y quería ver a algunos amigos en Madrid como Juan Carlos Mestre y Martín López-Vega, también quería pisar las tierras de Góngora y de Quevedo; siempre tuvo una gran ligazón con España”, ha explicado su hijo Gonzalo.

Ledo Ivo visitó Sevilla por primera vez en 1954 cuando, después de la Guerra Mundial, pasó tres años en Francia con su mujer y desde entonces no había regresado a la capital andaluza, aunque sí había hecho numerosos viajes a España y visitado Córdoba en varias ocasiones.

“Era un viaje sentimental. Ayer en la Catedral estuvo varias horas: estaba feliz y contento. Quedó deslumbrado con el Alcázar y, al pasear por sus jardines, exclamó: ¡Entonces existe el paraíso; esto es el paraíso!”, según ha recordado Gonzalo.

Ledo Ivo “era un hombre alegre ante la vida; era muy vital, por eso vivió tanto, pero un día llega la hora…”, según ha dicho su hijo, muy emocionado.

“Ayer comimos pescado en Triana y bebimos albariño. Mi padre era un hombre de vida, de comida , de poesía y de alegría”, ha asegurado Gonzalo, después de dedicar el día a los trámites necesarios para incinerar el cadáver de su padre, en una jornada que ha definido como “un día surrealista”, tras los días felices de este “viaje sentimental” que había planeado junto a su padre.

“Mi padre tenía un deseo muy claro: no quería ninguna burocracia, no quería verse formando parte de ningún desfile”, ha reiterado Gonzalo Ivo sobre la decisión de incinerar el cuerpo de su padre.

 La muerte de Ledo Ivo

N acido en 1924 en la localidad brasileña de Maceió, Ivo, quien publicó en 1944 su primera obra poética As Imaginaçoes, era miembro de la Generación del 45 y una de las figuras más reconocidas de las letras brasileñas.

Las cenizas del escritor brasileño Ledo Ivo serán sepultadas en el mausoleo de la Academia Brasileña de Letras (ABL), en Río de Janeiro, informaron fuentes oficiales.

La presidenta de la institución cultural, Ana María Machado, destacó la versatilidad y capacidad fabuladora del escritor.

“Poeta y ficcionista versátil, de obra variada que abarcaba varios géneros, Ledo Ivo gozaba de una vitalidad asombrosa para sus casi 90 años y su salud frágil”, declaró Machado.

La presidenta de la Academia recordó detalles de la personalidad del poeta, como su gusto por la buena mesa, que solía hablar en voz alta y su esmero en contar historias divertidas y mordaces.

Cultura España Ledo Ivo Poeta archivo

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