Hjalmar Ruiz Tückler(*)
Los modelos de regulación han seguido con cierto retardo a la innovación tecnológica y aún tienen un sesgo muy marcado hacia la industria de las telecomunicaciones tradicionales.
Luego de la CMTI 2012 (Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales), aún no hay consenso sobre cómo enfrentar la regulación en el nuevo escenario, sin embargo hay plena conciencia que el modelo de regulación debe captar los elementos esenciales de la convergencia tecnológica para cubrir en forma integral toda la cadena de valor, algo que los enfoques anteriores de integración tecnológica no lograron.
La dinámica del sector demanda autoridades sectoriales que desarrollen el conocimiento, la experiencia y la capacidad para diseñar políticas públicas innovadoras que anticipen los cambios en la tecnología y los mercados.
Esta es la estrategia que ha dado buenos resultados en regiones como Norteamérica, el Cono Sur (Chile-Brasil), Europa y Asia Pacífico. La formulación y la implementación de estos esfuerzos pueden ser la clave para que los países en desarrollo se beneficien de las ventajas potenciales de las TIC en la era de la información, y no solo impulsen el crecimiento del sector sino que potencien a otros sectores, como el productivo o el financiero, apoyando programas sociales de salud y educación. En la generación del conocimiento es esencial la participación activa de todos los actores.
En síntesis, los retos para los reguladores y la academia se pueden resumir de la siguiente manera: Primero, aprovechar el potencial de los servicios de internet de nueva generación para estimular el desarrollo de redes nacionales que cubran las comunicaciones básicas y las necesidades de servicios avanzados y así generar valor económico.
Segundo, en el proceso de transición de las redes existentes a redes de nueva generación se requiere plantear modelos de política que incentiven la inversión y la innovación, con buenos estándares de calidad del servicio y de protección a los consumidores.
Tercero, en este proceso el papel del regulador es esencial para promover el uso compartido de infraestructura, la compatibilidad de las inversiones y la adquisición de infraestructura de uso común.
Cuarta, se deben replantear los modelos de regulación de precios con una concepción de sistemas de bienes, más que de bienes individuales, con una visión más amplia de la competencia y la eficiencia. Es prioritario que los modelos regulatorios vayan más allá del análisis del impacto tecnológico y económico. Es también necesario incorporar al análisis el impacto social y cultural de la ubicuidad de las redes y contenidos.
En resumen, el mayor desafío es promover la expansión y la modernización de la infraestructura en el corto plazo para hacer posible la convergencia efectiva de las industrias del sector, integrar en los modelos de regulación nuevos elementos, como contenidos y aplicaciones y crear modelos que permitan anticipar los desafíos de la tecnología y los mercados, sentando una base sólida para el crecimiento y afianzamiento del sector como una economía de red. En pocas palabras, debe surgir una nueva generación de regulación para el sector de TIC.
Consultor
