Tegucigalpa/EFE
El exembajador de Honduras en Colombia, Carlos Rodríguez, asumió ayer la responsabilidad por el escándalo que causó la fiesta con prostitutas en la sede diplomática, el 20 de diciembre, organizada por el hondureño Jorge Mendoza, quien era escolta personal de Rodríguez.
“(…) Quiero (ofrecer) una disculpa al Gobierno del presidente (Porfirio) Lobo, al pueblo hondureño y al mismo tiempo al pueblo y Gobierno de Colombia”, subrayó Rodríguez, quien dimitió a su cargo el sábado.
El exfuncionario explicó que cuando sucedió el incidente él estaba fuera de Colombia, ya que salió “el 15 de diciembre de vacaciones con mi familia a los Estados Unidos e ingresé a Honduras el 29 de diciembre”.
Además, desmintió algunas informaciones publicadas por la prensa. Aseguró que las dos prostitutas solo “se robaron una computadora” y “no entraron” a su oficina ni a la del agregado militar, el coronel Sergio Gómez, donde supuestamente habrían defecado, como han publicado medios locales e internacionales.
Rodríguez afirmó que la computadora que se robaron “no compromete en nada al país”, ya que la información confidencial la manejaba él.
El presidente Porfirio Lobo manifestó ayer que “lo de Colombia es un incidente aislado” y que Rodríguez “es un buen hombre, es un buen ciudadano y yo lamento mucho lo sucedido”.
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