Icaria es una pequeña isla griega que debe su nombre a Ícaro, protagonista de uno de los mitos más conocidos de la antigua Grecia.
Ícaro era hijo de Dédalo, el genial arquitecto que construyó el Laberinto de Creta, donde fue encerrado el Minotauro, fabuloso ser que era mitad hombre y mitad toro.
Dédalo no era cretense, sino ateniense, pero fue desterrado de Atenas y se refugió en Creta, pues intentó asesinar a su sobrino, Perdix, porque le dio envidia que este fuera más inteligente e ingenioso que él.
Después que construyó el Laberinto de Creta, Dédalo fue encerrado en una torre, junto con su hijo Ícaro, por orden del rey Minos. Ese castigo de Minos fue porque Dédalo ayudó a la reina Pasifae (mujer de Minos) a tener relaciones sexuales con un toro, de las cuales nació el monstruoso Minotauro.
Para escapar del encierro, el habilidoso Dédalo confeccionó dos pares de alas maravillosas y las pegó con cera a sus espaldas y a las de Dédalo. Antes de emprender el vuelo, Dédalo le advirtió a su hijo que no se elevara mucho, porque los rayos del Sol podrían derretir la cera de sus alas, pero que tampoco volara muy bajo, porque la humedad del mar también podría debilitar la cera de las alas y de esa manera no podría seguir volando.
El insensato Ícaro no atendió el consejo de su padre y dejándose llevar por el entusiasmo pretendió elevarse hasta el cielo. De manera que tal como le había advertido Dédalo el calor del Sol derritió la cera con la que estaban pegadas las alas e Ícaro se mató al estrellarse contra el mar, muy cerca de una pequeña isla.
En memoria de su hijo, el adolorido Dédalo llamó Icaria a aquella islita, que apenas mide un poco más de 233 kilómetros cuadrados y tiene menos de 8,500 habitantes.
Es interesante que a pesar de su pequeñez, la isla de Icaria fue un estado independiente en 1912, cuando sus habitantes expulsaron a los ocupantes turcos y proclamaron su libertad. Pero la independencia de Icaria solo duró cinco meses, de julio a noviembre de 1912, cuando pasó a formar parte de Grecia de manera definitiva.
Hace poco, BBC Mundo dio a conocer la información de que el vino que se produce en la isla de Icaria parece prolongar la vida y causar otros efectos benéficos en las personas que lo consumen. Se ha comprobado que los icarios viven en promedio diez años más que la mayoría de los europeos y gozan de mucha mejor salud. Junto con Cerdeña, en Italia, Loma Linda, en California, y Okinawa en el Japón, Icaria de Grecia forma parte de una lista muy reducida de lugares donde la gente es mucho más longeva que en cualquier otra parte del mundo.
Stamatis Moraitis, lugareño de Icaria que tiene 98 años de edad y se encuentra en perfecto estado de salud, fue entrevistado por BBC Mundo sobre su larga vida. “Es por el vino —dijo Moraitis— mientras se tomaba una copa de vino tinto en la mesa de su cocina”. Moraitis vivió en Estados Unidos, donde le diagnosticaron un cáncer terminal de pulmón y le dieron solo nueve meses de vida. Entonces decidió volver a Grecia porque en Estados Unidos los funerales son muy costosos, y además quería morir en su natal Icaria.
Eso fue hace 45 años. Ya en Icaria, el vino, las aguas termales de la isla, las comidas preparadas con aceite de olivo y otras condiciones naturales benéficas, determinaron que Stamatis viva hasta ahora, completamente sano, a los 98 años de edad.
“Es por el vino de Icaria, que es natural, no comercial y no lleva ningún componente de conservación”, asegura al periodista el anciano pero vigoroso Stamaitis, mientras apura un trago del sabroso tinto que tiñe de rojo sus frondosos bigotes.
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A