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Bebé David Alberto Morales Serpas, de 18 meses.

Fuertes y saludables

En los primeros meses de vida, el bebé se enfrenta al ataque de múltiples enfermedades. A estas sobresalen las respiratorias y las diarreicas.

Auxiliadora Rosales

En los primeros meses de vida, el bebé se enfrenta al ataque de múltiples enfermedades. A estas sobresalen las respiratorias y las diarreicas.

El doctor Milton Mejía Castro, pediatra y especialista en gastroenterología y nutrición de la Clínica Médica Centro de Alergias, comenta que a nivel nacional las enfermedades respiratorias son las de mayor morbimortalidad, seguidas por las enfermedades diarreicas y en tercer lugar los problemas virales que también pueden ser alérgicos o bien asociados a múltiples patologías.

“Los problemas respiratorios en los primeros meses de vida pueden ir de leves a moderados. Por ejemplo: los niños de un año de edad pueden presentar hasta seis episodios de procesos respiratorios a repetición en todo el año”, explica la especialista.

El médico indica que en su mayoría estos problemas son de tipo viral y van desde un catarro común, que normalmente tiene períodos de incubación corta de tres o cuatro días, hasta problemas de patología de hasta ocho días de duración y generalmente asociado a fiebres.

LAS MANIFESTACIONES

Las enfermedades respiratorias se encuentran presentes durante todo el año. Los principales síntomas son: coriza, picazón de nariz, enrojecimiento de los ojos, estornudo y secreción nasal.

El doctor Milton Mejía Castro precisa que hay estudios que indican que el uso de antihistamínicos no tiene un gran aporte para este tipo de enfermedades. “Por eso lo ideal es darles acetaminofén, mucha agua y alimentarlos bien”, aconseja.

LAS MÁS COMUNES

Entre los problemas respiratorios más comunes se encuentra la bronquiolitis (entre los 3 y 6 meses de edad) que es la inflamación de las vías respiratorias inferiores. El paciente se pone cansado y con dificultad respiratoria. Es una enfermedad viral que de volverse extensa y agresiva, se podría necesitar hospitalización y usar oxígeno.

Hay otras enfermedades tales como: faringitis y amigdalitis, las cuales se presentan de manera más frecuentes, y también el famoso H1N1, que son procesos más agresivos. El paciente presenta un problema respiratorio severo con tos y garganta sumamente enrojecida, coriza y secreción nasal intensa.

“Este tipo de influenza es la que puede dar insuficiencia respiratoria, porque el virus se desarrolla y afecta las vías. Si no se da el tratamiento debido, podría requerir hasta de hospitalización”, afirma el doctor Mejía.

ES MI MEJOR PREVENIR

Para luchar contra estas enfermedades la mejor arma es la prevención. Por tal razón, evite someter a los niños pequeños a cambios bruscos de temperatura.

Si lo arropa mucho, evite exponerlo a las ventilaciones. Si alguien de la familia anda con problemas infecciosos trate de evitar el contacto.

El especialista precisa que a los adultos les afecta menos, porque ya tienen sus defensas desarrolladas y han creado autoinmunidad. Es recomendable que los adultos usen tapabocas cuando enfrenten procesos de enfermedades virales.

CÓMO TRATAR LA DIARTRREA

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades diarreicas son la segunda mayor causa de muerte en niños menores de 5 años, y ocasionan la muerte de 1.5 millones de niños cada año.

Estas enfermedades son muy frecuentes en las épocas lluviosas.

Los meses fríos como noviembre, diciembre y enero pueden estar afectados por virus como el rotavirus.

“No es necesario darle a los niños antibióticos, ya que cuando un niño tiene diarrea, elimina líquidos (electrolitos como sodio, cloro, magnesio, potasio, etc.), lo cual ocasiona que se deshidrate. Lo mejor es darle suero oral que es sinónimo de vida”, recomienda el especialista.

A la par de las sales orales, recuerde seguir alimentándolo.

“Si es un lactante, amamántelo siempre o dele su fórmula y abundante líquido”, recomienda el pediatra.

¡ALERTA!

Es posible identificar si tu bebé está deshidratado si presenta la fontanela o mollera deprimida, los ojitos hundidos, los pliegues de la piel flácidos, el pulso débil y aumento de la frecuencia cardíaca.

Además, palidez, frialdad en las manos y los brazos y abundante sed. Una de las medidas preventivas es lavar las manos del niño antes de comer y mantener las fuentes de agua limpias y cloradas, sin contaminación de orinas o heces.

Nosotras Bebé salud archivo

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