Marta Leonor González
Rosario Ortiz de Chamorro lleva 40 años pintando. Este año lo inició mostrando su obra en la sede de la Unesco, en Fontenoy París. Una exhibición que mostró con éxito “una pintura misteriosa, el trazo quieto y el agitado pétalo de las orquídeas en armonía, líneas jugando con los colores”.
Ortiz dice que a través de los años y las exposiciones que ha tenido, su pintura ha evolucionado de ser una pintura muerta, que representaba flores y frutas, estáticas, “sin vida, solamente objetos”, a una pintura de naturaleza viva y colorida.
Una obra que insiste en llamar y que “se proyecta en el entusiasmo, esfuerzo, dimensiones e intensidad que pongo hoy en ella, incorporando coloridos y formas con más vida, con la alegría que se gesta en nuestro habitad y que apreciamos en magníficos colores e infinitas formas”, agrega.
El escritor Sergio Ramírez, quien presentó sus apreciaciones sobre la muestra Naturaleza apasionada , en París, refiere que en las flores y frutas, y otros motivos “Rosario hace que la tela cobre vida y la naturaleza se vuelva apasionada”.
No obstante, la pintora reitera que es paraíso de flores silvestres, orquídeas rojas, flores de avispa, sacuanjoches, y en las series de naranjas, mangos, zapotes, manzanas, celebra la vida y la pasión por la pintura y la naturaleza.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 B