Varias personas me preguntaron la semana pasada acerca de una prenda poco usada, el blazer. Esta pieza de ropa es uno de los básicos infaltables para el buen vestir en cualquier clóset.
Tiene su origen en una chaqueta de estilo náutica de la marina inglesa a principios del siglo XX. Es un tipo de chaqueta, distinta al saco o chaqueta tipo sastre. Su diferencia radica en las telas, el corte no tan estructurado y esencialmente las pinzas para entallar la figura.
El blazer tiene la capacidad de elevar cualquier conjunto a un escalón más fashionista y elegante, por informal que sea el look que estamos trabajando.
Días o momentos casuales : Muy fácil de combinar con jeans, de cualquier tipo; blusas informales, tops, camisetas cuello V, pantalones de lino, shorts y faldas rectas o campanas. Garantizamos el éxito con los accesorios complementarios y zapatos oportunos según el look.
Entrevista o trabajo: Esta pieza no puede faltar, si al llegar sentimos que estamos sobrevestidos podemos guardarlo, pero usarlo nos garantiza una imagen profesional, responsable y preparada. En dependencia del puesto y lugar de trabajo, podemos llevarlo con pantalones en lino o algodón, faldas, blusas formales, camisas de oficina, además de otros accesorios como pañuelos y corbatas.
Noche y ocasiones semiformales: Los podemos combinar con un vestido escotado o de corte minimalista, también con pantalones asedados, shorts y faldas para la noche. Para ellos va con pantalón casual o un slim fit jean.
Tip final: El largo más favorecedor para casi todos los cuerpos es a la cadera, cuando mucho a la mitad de esta.
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