Marta Leonor González
El 15 de noviembre de 2012, en Madrid, cuando entregaron a Ernesto Cardenal el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el poeta místico dijo: “Poesía es todo, incluido el Creador de todo. Poesía es Dios”. Bajo esta premisa también sus esculturas pertenecen a esa gama creada por el omnipotente. Más de una vez lo ha expresado en sus memorias.
Hoy hasta el 11 de marzo, en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica se exponen 30 esculturas de Ernesto Cardenal, el sacerdote revolucionario, personaje polémico y crítico del actual gobierno.
Esculturas que están representadas por lo religioso, la fauna y flora, dando lugar al encuentro de culturas primitivas y arte moderno.
Para María Dolores Torres, crítica de arte, sus esculturas “se mantienen en la línea de la figuración y a pesar de su estilización y la omisión de lo que él considera accesorio, es evidente el parecido que mantienen sus trabajos con las formas naturales, a pesar de estar reducidas a su más pura esencia”.
Cardenal es un artista de la contemplación y encuentra en el tiburón, el pescado, el pájaro, la garza, el chancho de monte, el oso hormiguero, y los patos de agua, una expresión de la naturaleza en todos sus estados y de la creación como forma irrepetible.
Por ello para Pablo Antonio Cuadra, “Cardenal nos da en estas obras el instante en que el animal, sin dejar de ser animal, se transforma mágicamente en escultura”.
Es con esta muestra de esculturas en madera, aluminio y bronce que llega a su exposición número 30, rindiéndole tributo a la naturaleza y a la creación.
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