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Danilo Arbilla

A veces tienen razón

En medio de los funerales ¿qué queda por decir? Se ha llegado a todos los extremos: militancia, fanatismo, pasión, amor y odio. Lo que se pida; endiosamiento y gratitud infinita o condena y reproche eterno. No han faltado, felizmente, análisis realistas y ajustados a los hechos; a lo que fue y a lo que hizo. Han sobrado en cambio los que se han suscripto a lo políticamente correcto, que son los peores: timoratos, oportunistas e hipócritas, son los mayores responsables.

Pero la euforia pasa y empieza a verse qué es lo que queda y es aquí donde cabe la pregunta sobre si Hugo Chávez dejó todo bien atado (como se decía que sí lo había hecho Franco en España).

En principio y en Venezuela parecería que sí. Nicolás Maduro, el heredero designado por el líder y que como este cuenta con el beneplácito de los Castro, será el número uno y candidato del chavismo. Y al mejor estilo chavista: violentando cuanta norma legal existe, ocupando un cargo y siendo candidato en clara contravención de lo que dispone la Constitución venezolana. Eso sí con la bendición de la Unasur, la Celac y el Mercosur, (los que condenaron a Paraguay).

Y habrá que esperar lo que pase en las próximas elecciones venezolanas, para seguir especulando. Pero desde ya se puede adelantar: pobre del que gane, en sus manos, como brasa ardiendo, quedará “el legado”.

¿Y a nivel del Alba? ¿Quién será el conductor? (Con la supervisión de la isla, como es de orden). Difícil que se lo reconozca a un recién llegado como sería Maduro, si es que sigue. Los candidatos cantados, entonces, serían Rafael Correa y Cristina Kirchner, aunque a estos les falta el carisma, el peso y la influencia de Chávez, y por supuesto el dinero y su disposición a gastarlo —mal que le pese a los venezolanos— que le permitió generar y apuntalar el liderazgo.

En lo que ambos sí emparejan al extinto líder, es en la guerra contra “el enemigo a vencer”. Esto es, contra la libertad de expresión. Ni la una ni el otro tienen nada que envidiarle a aquel.

Y en este plano hay que destacar los esfuerzos de la presidenta argentina, que bajo el lema “vamos por todo”, está dispuesta a acabar con el periodismo independiente.

Cristina ha puesto todo el peso del Estado —oficinas fiscalizadoras de todo lo que se pueda fiscalizar con dedicación full time a perseguir a la disidencia que sea— para terminar con la libertad de prensa. Y aún así sigue sin conseguirlo. Por esta razón es que ha aumentado la apuesta y ha metido presión al sector empresario —supermercados, bancos, firmas de electrodomésticos y multinacionales— para que dejen de avisar y apoyar a los medios independientes.

Lo triste del caso es que, según lo denuncian medios y periodistas independientes, parece que ha conseguido la complicidad —¿hay alguna otra palabra para definir ese tipo de conducta?— de las empresas, del capital, y de los inversores y multinacionales (la mayoría de estas de países que se jactan de ser muy democráticos y grandes defensores de la democracia a nivel universal). Algunos casos denunciados son emblemáticos: y después se quejan de que los expropien. Se lo merecen, por no estar dispuestos a jugarse por la libertad.

Sabido es que el capital es cobarde, que los empresarios tienen “muchos miedos” —entre los que no está por cierto el que enarbolan sobre “las familias que quedan en la calle”— y que en eso son iguales o peores a aquellos afiliados a lo políticamente correcto. Estos tienen la ventaja que van “acomodando el cuerpo”, pero a aquellos la mayoría de las veces les llega el castigo, la hora de la verdad. Entonces sí levantan la voz, vuelven a hablar de la libertad, del Estado de Derecho, del respeto a la propiedad. De lo que por ahora y mientras tanto, se olvidan. Debería darles vergüenza. El autor es periodista uruguayo, expresidente de la sociedad interamericana de prensa (SIP).


Opinión fanatismo militancia archivo

COMENTARIOS

  1. Genaro Matute
    Hace 11 años

    Referente a la cobardía del sector empresarial,los ejemplos abundan y Nicaragua no es ajena a esta lacra. En Estados Unidos,en los últimos 4 años,los grandes capitalistas (movidos sólo por el afán de lucro) han sido cómplices de los desaciertos políticos,económicos y sociales de la administración actual.La economía de USA está en ruinas y las familias en la calle.Es lamentable, pero los dictadores de derecha e izquierda han sabido aprovechar el cortoplacismo miope de los empresarios.

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