De la frialdad germana de Benedicto XVI, el pontificado ha pasado a una comunicación gestual genuinamente argentina entre bromas, besos y abrazos de Francisco, quien además habló español en público por primera vez desde su elección.
El primer papa latinoamericano de la historia hizo gala el sábado de su buen humor en su primera audiencia con los medios de comunicación, a los que dejó un mensaje que parece toda una declaración de intenciones. “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, dijo Francisco, que en su pasado como cardenal Jorge Mario Bergoglio fue reconocido por su trabajo con los más desfavorecidos en Buenos Aires.
Poco después de la audiencia el Vaticano anunció que la primera reunión del nuevo papa con otro jefe de Estado será con la presidenta argentina Cristina Fernández.
Unas 6,000 personas, entre periodistas, sacerdotes y algunos invitados, se dieron cita en el aula Pablo VI del Vaticano para escuchar las palabras del papa. Francisco hizo una reflexión sobre el trabajo de la prensa y recordó que la Iglesia no tiene una naturaleza política sino espiritual y que su único objetivo debe ser transmitir la verdad, la bondad y la belleza de la palabra de Cristo.
¿Por qué Francisco?
Francisco adoptó un tono más familiar para develar cómo y por qué decidió romper con una larga tradición de nombres papales.
Cuando el conteo de votos a su favor alcanzó el miércoles la mayoría suficiente de 77 papeletas, los cardenales comenzaron a aplaudir y se prepararon para abandonar el cónclave y enviar la fumata blanca al cielo de Roma. En ese momento, el cardenal brasileño Claudio Hummes, al que describió como un buen amigo, se acercó a reconfortarlo.
“Me abrazó. Me besó. Me dijo ‘no te olvides de los pobres’'”, recordó. “Y así es como vino a mi corazón el nombre de San Francisco de Asís”.
Fue justo después de esa anécdota cuando Francisco alzó la vista y lanzó su mensaje a favor de una Iglesia pobre y para los pobres, que fue largamente aplaudido.
Francisco también bromeó sobre la sugerencia de un cardenal que le recomendó ponerse el nombre de Clemente XV para “vengarse” de Clemente XIV, quien en 1773 ordenó la disolución de los jesuitas, orden a la que pertenece el pontífice.
La audiencia de Francisco duró poco más de media hora y fue íntegramente en italiano. Sin embargo, al final de su intervención, pronunció sus primeras palabras públicas en español como papa.
6,000
personas , entre periodistas, sacerdotes y algunos invitados, se dieron cita en el aula Pablo VI del Vaticano para escuchar las palabras del papa.
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