Humberto Galo Romero
El celular que usa fue fabricado en China, la pasta dental se elabora en Costa Rica, la carne que consumen en Venezuela procede de Nicaragua y una buena cantidad de prendas de vestir que se comercializan en Estados Unidos ha sido manufacturada también aquí. Esos son ejemplos de la realidad que impera en el mercado y es en esas condiciones en las que las empresas nacionales deben competir y tratar de sobresalir. Un nivel de competencia exigente, pero que también brinda oportunidades.
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Pero cuando el asunto se refiere a las pequeñas y medianas empresas (pymes), el panorama se complica por las características propias de este grupo.
Es por ello que a juicio del exministro de la Presidencia, Antonio Lacayo Oyanguren, la asociatividad y la capacitación continua juegan un papel determinante para que las pymes logren constituirse en empresas que puedan competir en las exigencias del mundo empresarial local y en algún momento también a nivel mundial.
Lacayo, quien estuvo a cargo de brindar la lección inaugural del año 2013 en el Centro Universitario de Villa Fontana, agregó además que “la globalización plantea nuevos retos para las empresas del país, se deben hacer esfuerzos en pro de mejorar las competencias para así lograr diferenciarse, dar un valor distinto a lo elaborado”.
“Ganadería, caficultura y últimamente el sector turismo están siendo impulsados por pequeños empresarios, es por ello que se deben idear e impulsar estrategias gubernamentales para ayudarles, pero también es necesario promover estrategias desde el sector privado”, sostuvo.
Uno de estos esfuerzos según explica es la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) la cual no debe ser considerada como filantropía, sino una nueva forma de hacer negocios de manera sustentable en lo económico y en lo social.
“Así podrán desarrollar aspectos como acceso a capacitaciones y a establecerse formalmente como empresas, de esta manera podrán acceder a programas de crédito que les permitan crecer como empresas y consolidarse”, explicó.
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