En el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) estamos conscientes que el crecimiento económico se sustenta, entre otros, en nuestra fuerza de trabajo joven, lo cual ha servido de base para la instalación de industrias intensivas en mano de obra. No obstante, creemos que estas industrias deben dar paso a industrias con mayor valor agregado que permitan ofrecer mejores salarios a los jóvenes de nuestro país.
Es por eso que creemos que hay que trabajar en forma prioritaria para resolver entre otros, la limitada oferta de carreras técnicas y la concentración de capacitación en pocas áreas que resulte en más oportunidades de empleo formal, lo cual sugiere la necesidad de refocalizar las políticas en educación, y de manera especial, en la educación superior y técnica.
El balance actual desde la oferta de Educación Técnica del Inatec vemos que no es suficiente. Así observamos que actualmente de los aproximadamente 50 centros de formación profesional solamente conforme sus metas proyectadas, se habrían formado a 7,000 jóvenes en carreras técnicas en el año 2012; lo cual contrasta con los aproximadamente 60,000 mil jóvenes que habrían recibido cursos de capacitación en materias como computación e inglés.
Por ello, es necesario avanzar en articular la oferta de formación técnica y de capacitación pública y privada, con la demanda de las empresas, y por eso nuestra decisión de impulsar desde la Alianza Universidad-Empresa la promoción de esta articulación, en la cual también debemos promover la incorporación del Inatec.
Es necesario también avanzar en políticas que desestimulen la competencia desleal entre Inatec y los centros de formación privada.
Esta estrategia nos dirigiría hacia una formación técnica que mejore no solo la productividad y la competitividad, sino también el desempeño laboral y la empleabilidad, pero además, en promover un cambio cultural que estimule a más jóvenes a decidirse por la formación técnica.
En ese esquema, el sector privado conforme su aporte económico al Inatec, deberá tener un peso más determinante en coherencia con su aporte económico del 2 por ciento, el cual en el 2012 en forma estimada, alcanzó la suma de C$$813,352,856.00 que significa el 86.22 por ciento de los ingresos totales del Inatec, versus un monto de C$$5,849,000.00, equivalente al 0.62 por ciento que aportó el Estado, y en donde el restante 13.16 por ciento provino de préstamos y donaciones externas.
Ese aporte se tendría que traducir en mayores recursos y volúmenes de capacitación para las empresas, puesto en el 2012 solamente 56,500 trabajadores de nuestras empresas recibieron capacitación, de un universo aproximado de 442 mil afiliados sobre los cuales se cotiza, que nos indican que solo un diez por ciento del aporte del sector privado nos es retribuido.
Nuestro objetivo sería que con el aporte que realizamos se pueda garantizar formación y capacitación técnica, desarrollada directamente por nuestras propias empresas, y además, se puedan constituir institutos de formación técnica, dirigidos y administrados por el sector privado.
Por lo que es imperioso trabajar en la articulación y complementación que debe existir entre el Inatec, las universidades y el sector privado, en un rediseño de la organización y funcionamiento de la educación técnica; la calidad y pertinencia de los procesos técnico-metodológicos actuales; la mejora de las condiciones tecnológicas de los centros, y en garantizar estabilidad institucional de la dirección del Inatec, que en los últimos seis años ha tenido cinco directores.
Todo con el objetivo inmediato de consolidar la educación técnica, lo cual permitirá incrementar la productividad, contribuir a la innovación, estimular la inversión, aumentar las oportunidades, acceder a mejores salarios y reducir la desigualdad social. El autor es presidente del Cosep
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