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La Prensa/EFE

La voz de un enojado

José Luis Sampedro, un gran humanista y pensador, tuvo en los últimos años un especial protagonismo por su activismo cívico social y unió su voz a la de los indignados y a la de otro rebelde, la del nonagenario miembro de la resistencia francesa, el francoalemán Sthpane Hessel, quien también murió el pasado mes de febrero.

EFE/Vida

José Luis Sampedro, un gran humanista y pensador, tuvo en los últimos años un especial protagonismo por su activismo cívico social y unió su voz a la de los indignados y a la de otro rebelde, la del nonagenario miembro de la resistencia francesa, el francoalemán Sthpane Hessel, quien también murió el pasado mes de febrero.

Sampedro escribió el prólogo de Indignaos , el famoso libro de Hessel y también colaboró en su siguiente librito, Reacciona .

La noticia de la muerte de Sampedro se ha convertido rápidamente en segundo tema mundial en Twitter. Y Democracia Real ha calificado a Sampedro, a través de esta misma red, de “gran persona, gran compañero y gran amigo”.

Comprometido con tu tiempo, José Luis Sampedro, que siempre defendió una “economía más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos”, nació en Barcelona en 1917 y pasó su infancia en Tánger, donde su padre estaba destinado como médico militar.

De regreso a España en 1935 aprobó unas oposiciones para técnico de Aduanas y fue destinado a Santander, donde le sorprendió la Guerra Civil. Doctorado en 1946 en Económicas, se dedicó durante más de treinta años a la docencia en la facultad. En 1969 asistió como profesor visitante a las universidades de Salford y Liverpool. A su regreso en 1972 desempeñó la cátedra de Ética en la Complutense.

Pero la actividad de economista de prestigio —entre sus alumnos figuraron Solchaga, Boyer o Elena Salgado— la alternó siempre con la escritura, a la que se dedicaba desde que tenía 19 años.

[doap_box title=”¿Quién era?” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Nacido en Barcelona en 1917, el escritor había pasado su infancia en Tánger, en el norte de Marruecos, y desde entonces el mestizaje marcó una vida que actualmente dividía entre Madrid y el sur de España.

De rostro enjuto, mirada viva y blanca barba, pese a su avanzada edad Sampedro se había convertido en los últimos años en referente intelectual de los jóvenes “indignados” españoles por su crítica de los excesos del capitalismo. Horas después de conocerse su muerte, esta era uno de los principales temas mundiales en las redes sociales.

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LAS NOVELAS

Entre sus novelas destacan La sombra de cartón (1945), Congreso en Estocolmo (1952), El río que nos lleva (1961), Octubre, octubre (1981), La sonrisa etrusca (1985), La vieja sirena (1990), Real sitio (1993), El amante lesbiano (2000), Escribir es vivir (2003), La senda del dragón (2006) o La ciencia y la vida (2008).

Premio Nacional de las Letras 2011, condecorado con la Orden de las Artes y las Letras de España por su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo, Sampedro fue en su última etapa un hombre enamorado.

LOS JÓVENES

Un amor que encontró en Olga Lucas (Toulouse, 1947), una traductora y poeta con quien se casó en 2003 y con quien llevaba a cabo “la teoría de los bueyes: yo me apoyo en ella y ella en mí”, decía.

El escritor, que conectó con miles de jóvenes en su vejez, se mostraba convencido de que el sistema capitalista se acababa, porque el mundo occidental atravesaba “una auténtica metamorfosis”, protagonizada por jóvenes que “ya viven en otra época”, ajena a quienes solo quieren “ganar dinero y nada más”.

Sampedro decía que había dos tipos de economistas: “Los dedicados a hacer que los ricos sean más ricos y los que estamos dedicados a hacer que los pobres sean menos pobres”, y así proclamaba los últimos coletazos del sistema capitalista antes de morir.

LA MÁS LEÍDA

Su novela más leída, La sonrisa etrusca (1985) le vino inspirada por el nacimiento de su único nieto, Miguel. Y su protagonista, el abuelo Salvatore Roncone, un viejo agricultor calabrés que se va a vivir a la grande y moderna Milán, “se parecía bastante” al propio Sampedro, consideró Lucas.

Sampedro “estaba convencido de que con solo recortes no se sale de la crisis”, que “sin medidas de fomento del empleo ni nada lo único que hacíamos es empobrecernos cada vez más”, recordó Lucas.

“Los últimos meses se los han amargado los acontecimientos” en España con más de 25 por ciento de desempleados en el que a la recesión se fueron sumando durísimas políticas de austeridad.

Cultura novelista Sampedro archivo

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