Moscú/EFE
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, negó este jueves rasgos de estalinismo en el país y la existencia de presos políticos al responder en directo a preguntas de ciudadanos en una intervención retransmitida por la televisión rusa.
Apenas un día después de que Human Rights Watch denunciara que Rusia vive la mayor campaña de represión contra la sociedad civil desde la caída de la Unión Soviética, Putin se refirió a la mayoría de las polémicas leyes restrictivas aprobadas en el último año y denunciadas por esa ONG internacional.
“El estalinismo se vincula con el culto a la personalidad y masivas violaciones de la ley con represiones y campos de trabajo. No hay nada que se le parezca en Rusia y espero que nunca más lo haya”, dijo Putin para agregar a renglón seguido que sí debe haber en el país “orden y disciplina”.
El jefe del Kremlin insistió en que “nadie mete especialmente a alguien entre rejas por motivos políticos, (…) sino por violaciones de la ley”.
Lo hizo el mismo día en que un tribunal de Moscú condenó a 2,5 años de prisión a un opositor, Konstantín Lébedev, hallado culpable de organizar desordenes masivos durante la multitudinaria protesta antigubernamental del 6 de mayo de 2012.
Al mismo tiempo, aconsejó a la oposición extraparlamentaria legalizarse y luchar por el apoyo de los votantes a través de la formación de partidos políticos.
“Una cosa es gritar y otra hacer propuestas positivas. Y eso sólo puede hacerse en el marco legal. Por favor, actúen, luchen, entren en el Parlamento, demuestren que están en lo cierto”, señaló.
En un programa retransmitido por los principales canales de televisión, Putin respondió durante casi cinco horas a ciudadanos y también a algunos de los opositores tolerados que mejor sienten los asuntos más controvertidos de la política impulsada desde el Kremlin, tanto en materia económica como de derechos humanos.
Por primera vez en semejante “conversación televisiva con el pueblo”, Putin polemizó con su exministro de Finanzas Alexéi Kudrin, hoy activista opositor, sobre la marcha de la economía en un momento en el que los expertos y el propio Gobierno reconocen la ralentización del crecimiento del PIB.
Kudrin, quien fue destituido hace ya más de un año por el entonces presidente y actual primer ministro, Dmitri Medvédev, criticó sin tapujos las medidas del Ejecutivo para atajar la preocupante situación económica de Rusia, que según algunos pronósticos podrían incluso entrar en recesión a partir de otoño.
Putin reconoció que ha pedido a Kudrin volver a ocupar un cargo de responsabilidad y lamentó que rechazara la oferta.
El hombre que durante doce años dirigió las finanzas rusas, desde la misma llegada de Putin al poder en 2000 y hasta finales de 2011, no dudó en responder en público que no quiere entrar en un gobierno donde las cosas se hacen “a medias”.
El exministro aseveró que “el sistema de medidas y reformas a medias no va a funcionar” y subrayó que la economía rusa debe apostar por la diversificación para dejar atrás su dependencias de los recursos energéticos.
“Debe haber un programa, y no tenemos ninguno para virar el país lejos de la dependencia del petróleo. No estoy listo para dirigir procesos por inercia, sino para hacer políticas reales”, dijo Kudrin.
Minutos después de que Putin y Kudrin escenificaran sus diferencias ante todo el país, varios expertos y veteranos políticos apuntaron al ex titular de Finanzas como futuro primer ministro, a pesar de que el propio presidente descartó poco antes cambios en el Gobierno.
“Hay que tener en cuenta que el Gobierno no lleva ni un año en sus funciones. Por supuesto que desde entonces se han acumulado no pocas quejas (a su gestión), pero hay que dejarle trabajar”, dijo Putin.
El presidente ruso, no obstante, aprovechó la ocasión para dar otro toque de atención, el segundo en menos de dos semanas, al gabinete de ministros e incluso a su propia administración.
“Los dirigentes de todos los rangos, tanto en la administración de Presidencia como en el Gobierno, deben entender que los ciudadanos siguen con atención y ponen nota a los resultados de su trabajo. La exigencia a las autoridades debe ser mayor”, subrayó.
También los dos periodistas que dirigieron el programa se mostraron más atrevidos, incluso en el tono, a la hora de leer algunas de las miles de preguntas de los ciudadanos. Ante la enésima pregunta incómoda, Putin respondió, ya visiblemente molesto, de dónde salen semejantes cuestiones.
Acostumbrado a proyectar una imagen de hombre duro y fuerte, el presidente agradeció a los ciudadanos que le confiaran la dirección del país pero no supo responder si es feliz por ello.
“Estoy eternamente agradecido al destino y a los ciudadanos rusos por confiarme la dirección del Estado ruso. Es el sentido de mi vida. Lo que no sé es si es suficiente para la felicidad”, concluyó.