Rezaye Álvarez y Elízabeth Romero
La transformación del territorio producto de la deforestación, el aprovechamiento del agua y el cambio de uso de los suelos por parte de los colonos, pone en peligro las prácticas tradicionales de las comunidades indígenas que habitan Bosawas.
Solano advirtió que si el Gobierno únicamente toma medidas coercitivas “lo que va a provocar es más violencia”, por ello el abogado del Cenidh llamó a las autoridades a resolver la demanda de las dos partes: cuidar la zona núcleo de la reserva y garantizar tierras para asentar a las 2,500 familias que deben ser reubicadas.
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El reclamo de los Mayangnas Sauni As por el cumplimiento de la Ley 445, Ley del Régimen de Propiedad Comunal de los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica y de los Ríos Bocay, Coco, Indio y Maíz, surge a raíz de la progresiva destrucción de los ecosistemas que ha causado el ingreso de colonos en la reserva.
Esta ley establece cinco etapas que los pueblos indígenas deben cumplir para la demarcación territorial, que son: solicitud, amojonamiento, diagnóstico, titulación y saneamiento, y actualmente se encuentran en la etapa de saneamiento.
Según el coordinador territorial en la RAAN, del Instituto de Investigación y Desarrollo Nitlapán, Ceferino Wilson, “el conflicto está con la gente que vive en los territorios y no pueden justificar su estancia con un título de propiedad”.
Además “porque están destruyendo los diferentes ecosistemas que hay en cada uno de los territorios”, afirmó Wilson.
Sobre esto, Ernesto López, de Misión Bosawas, explicó que el sistema que emplean los mayangnas para el manejo de los bosques está basado en cinco divisiones de la tierra: pesca, agricultura, caza de animales, convivencia de la comunidad y conservación de bosque.
Para Wilson, existe un “doble discurso” en la respuesta que se le ha dado a los indígenas sobre el tema de las propiedades, porque, por un lado reconocen el derecho de la propiedad, pero no el ejercicio del derecho sobre la misma.
Durante el fin de semana pasado, el presidente del territorio mayangna, Sebastián Lino, advirtió que defenderán el territorio indígena aunque “tengan que ofrendar su vida”.
A pesar de esta afirmación, Wilson aseguró que los mayangnas “no son un pueblo indígena violento”, aunque, la defensa y protección de su territorio los está llevando a “realizar acciones más concretas para el reconocimiento y aplicación de sus derechos”.
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