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Los cristianos, traumatizados en un barrio de Lahore donde un grupo de musulmanes iracundos quemó más de 100 casas, afirman que los dos grandes partidos de Pakistán ofrecen la única esperanza de protección para ellos, a una semana de la elección general en el país.

Para protegerse, los cristianos de Pakistán son candidatos en listas islamistas

Pobres y víctimas de discriminaciones, los cristianos de Pakistán solo aspiran a una cosa en las elecciones legislativas del próximo 11 de mayo: recibir mejor protección frente al ascenso del fundamentalismo musulmán, y para ello no dudan en ser candidatos en las listas de los partidos islamistas.

Pobres y víctimas de discriminaciones, los cristianos de Pakistán solo aspiran a una cosa en las elecciones legislativas del próximo 11 de mayo: recibir mejor protección frente al ascenso del fundamentalismo musulmán, y para ello no dudan en ser candidatos en las listas de los partidos islamistas.

Los cristianos de Joseph Colony, un gueto miserable en las entrañas de Lahore (este del país), la capital de Punyab, no olvidarán la fecha del 9 de marzo del 2013.

Ese día, de madrugada, unos 3.000 musulmanes enfurecidos, el doble de la población cristiana de Joseph Colony, saquearon e incendiaron más de un centenar de casas cristianas. Los atacantes afirmaron que un cristiano había hechos declaraciones “blasfemas” contra el islam. Por su lado las víctimas sospechan que los saqueadores fueron incitados por comerciantes musulmanes decididos a apoderarse de las modestas tierras cristianas. “Fue una jornada de horror. Los niños siguen traumatizados y durante la noche se despiertan a causa de las pesadillas”, dice Sohail Masih, un joven padre de familia, cuya modesta vivienda fue destruida.

Ese día, la Liga Musulmana, dirigida por los hermanos Nawaz y Shahbaz Sharif (PML-N), en el poder en la provincia de Punyab, al igual que el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP), en ese entonces al frente del Gobierno federal, dejaron que la ira de los musulmanes siguiera su curso.

Sin embargo, después de los incidentes, los dos partidos otorgaron generosas compensaciones financieras a las víctimas de Joseph Colony y hoy, a pocos días de las elecciones, los muros del barrio están cubiertos con los carteles del PML-N y el PPP.

Pobres y víctimas de discriminaciones, los cristianos de Pakistán solo aspiran a una cosa en las elecciones legislativas del próximo 11 de mayo: recibir mejor protección frente al ascenso del fundamentalismo musulmán, y para ello no dudan en ser candidatos en las listas de los partidos islamistas.

Pakistán, un gigante musulmán de 180 millones de habitantes, cuenta con entre tres y cuatro millones de cristianos. La mayoría de ellos pertenecen a las castas más bajas de la sociedad. Diez de los 342 escaños de la Asamblea Nacional están reservados a las minorías, que se los reparten proporcionalmente. En definitiva son los grandes partidos musulmanes los que eligen a los representantes de las minorías. Se trata de hecho de una “selección” y no de una “elección” lamentan los cristianos, que nunca votan directamente por sus representantes.

En el barrio de Joseph Colony, Mehmood Masih votará el 11 de mayo por los candidatos del PML-N al parlamento provincial y por los del PPP, más liberal y tradicionalmente apreciado por los cristianos, a la Asamblea Nacional. “Cada uno dio 5,000 dólares por familia y por lo tanto vamos a votar por ellos”, dice sin tapujos Masih.

Para evitar otras situaciones como las de Joseph Colony o Gojra, una aldea de Punyab donde los musulmanes quemaron vivos a siete cristianos, otros cristianos decidieron, para sorpresa de muchos, ser candidatos en las listas de los partidos islamistas. “El islam es la única religión que protege el derechos de las minorías. Si la ley islámica se aplica los más beneficiados serán las minorías”, dice Akram Waqar Gill, un cristiano de Punyab candidato en la lista del partido islamista Jamaat-Ulema-e-Islam liderado por Fazlur Rehman (JUI-F).

La ortodoxia musulmana garantiza la protección a los cristianos que pagan una tasa especial, la 'jizya', pero en este caso no se trata tanto del pago de un impuesto particular sino de tender puentes entre las comunidades.

El cristiano Pervaiz Mashi fue elegido en 2002 en la lista de Jamaat-e-Islami (JI) y este año vuelve a ser candidato por el mismo partido islamista. “Hace unos años en Peshawar (noroeste) una muchedumbre enardecida armada con palos quería atacar a un grupo de cristianos que bebía alcohol cerca de una mezquita”, cuenta Mashi. “Fui al lugar y hablé con la gente de JI y logramos convencer a la muchedumbre que volviera a sus casas”, explica Mashi, que fue contactado en vano por los partidos laicos.

Mashi, un criador de pollos, prefiere permanecer fiel a JI, que desarrolla un programa de ayuda a la minoría cristiana. “Cuando entré en el partido era el único cristiano, pero ahora somos miles”, se alegra el candidato, en cuya vivienda figura una bandera del partido y la declaración de fe musulmana en árabe.

Aunque muchos en Jospeh Colony están de acuerdo en promover el acercamiento con los islamistas para evitar nuevos enfrentamientos, pocos son los que están dispuestos a cruzar el Rubicón y a votar por ellos. “No los quiero”, dice Samuel, un estudiante de medicina que piensa abandonar Pakistán pues las “minorías no están seguras”.

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