Según información publicada ayer en el diario LA PRENSA, la congresista estadounidense de origen cubano, Ileana Ros-Lehtinen, criticó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por haberse sentado con Daniel Ortega alrededor de la misma mesa, el viernes 3 de mayo corriente, durante su visita a Costa Rica, sin reclamarle siquiera por el fraude electoral de noviembre de 2011 y violar la Constitución de Nicaragua para mantenerse en el poder.
La señora Ros-Lehtinen es reconocida como una vehemente adversaria de la tiranía comunista de Cuba, pero también por su incesante crítica a los regímenes autoritarios de América Latina y el Caribe, como son los de Venezuela, Nicaragua y otros integrantes del Alba.
Precisamente por su intransigencia ante las dictaduras latinoamericanas de viejo y nuevo cuño, Ros-Lehtinen es odiada e injuriada por la izquierda autoritaria y totalitaria de la región. Pero al mismo tiempo, ella se ha hecho acreedora al respeto de las personas demócratas latinoamericanas que soportan los regímenes autoritarios. Sentimientos comprensibles ambos, considerando que la voz de Ros-Lethinen es una de las pocas que se alzan con fuerza en Estados Unidos para defender los valores de la libertad y la democracia en las Américas.
De manera significativa, Ros-Lehtinen expresó su reclamo a Obama en la víspera de la Conferencia de las Américas que se celebró este miércoles en Washington, en la cual el vicepresidente Joe Biden y la secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson, expusieron la perspectiva del Gobierno de Estados Unidos sobre sus relaciones con América Latina y el Caribe. Y entre otras cosas expresó la congresista republicana: “¿Cómo podemos esperar que el presidente (Obama) se mantenga firme (ante Nicolás Maduro) cuando él no tiene problema en sentarse a la mesa con Daniel Ortega, quien usó las mismas tácticas que Maduro y evitó que las elecciones sean libres, justas y transparentes?”
El régimen orteguista no puede reclamar que esta crítica de la congresista estadounidense al presidente Obama es una injerencia en los asuntos internos de Nicaragua, porque los valores de la libertad y la democracia que ella defiende son universales, no tienen fronteras. También Daniel Ortega critica a menudo a EE. UU. y su sistema económico y de gobierno, calificándolo como imperialista, genocida, capitalista salvaje y cuantos improperios más puede haber en la verborrea de la extrema izquierda internacional.
Además, Nicaragua no es Daniel Ortega y su régimen despótico y familiar. Nicaragua es el conjunto de todos los nicaragüenses, entre los cuales son muchísimos los que comparten los valores y principios de libertad y democracia de la señora Ros-Lehtinen y los que han conocido mejor que ella, la violación de la Constitución de Nicaragua y el fraude electoral cometido por Ortega para seguir detentando el poder. Y comparten con ella el criterio de que es necesario que en Nicaragua vuelva a haber elecciones libres, justas y transparentes, para que sus gobernantes sean respetados internacionalmente por sus méritos democráticos y no simplemente tolerados por conveniencia política e hipocresía diplomática.
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