En estas últimas semanas Bosawas ha sido tema central en las noticias. Se han perfilado en los medios noticiosos y, por especialistas en el tema, datos, estadísticas y detalles de la terrible destrucción de su flora y fauna, la cual ha impactado a la ciudadanía de todos los estratos sociales de nuestras comunidades. Se está conduciendo a un colapso de vida, a tan estratégico pulmón verde, no solo de las Américas, también del mundo. La Reserva de Biosfera Bosawas ha creado una lucha insurreccional por sobrevivir.
Su supervivencia es tema imperante en su ayuda a la preservación de nuestra infinidad de especies, siendo imprescindible salvarla para que prevalezca “the Circle of Life”, y eventualmente no aniquilemos nuestra Madre Tierra. Recordemos que “la naturaleza no tiene fronteras”.
Pude presenciar la influencia del impacto noticioso cotidiano en nuestras comunidades, en este caso en uno de los parqueos del mercado Huembes. Al comentar con uno de sus guardas lo insoportable del calor y la falta de lluvias y sequía actual, nuestro amigo comentó: “Sobre todo con la destrucción de Bosawas, y todo por la ambición desmedida de los grandes intereses”. “Así es amigo —le respondí— el ser humano está destruyendo nuestra Madre Tierra, por ignorancia sincera y ambición desmedida. Una combinación letal, conducida por seres humanos sin ninguna conciencia, ni valores, están devorando vorazmente algo a lo que nadie tiene ningún derecho”.
Como muchas veces he mencionando en exposiciones previas que la falta de valores está aniquilando al mundo, y lo que es peor, a vista y paciencia de nosotros, la comunidad. La misma que tiene una fuerza histórica e indivisible por su mismo poder intrínseco, como bien lo expresa en uno de sus pensamientos Margaret Mead: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos considerados pueda cambiar el mundo. Verdaderamente, eso es lo único que lo ha logrado”.
Esta comunidad que somos todos deja pasar inadvertidas muchísimas situaciones nocivas, que erosionan y destruyen nuestro entorno. ¿Es que acaso no asimilamos que somos nosotros y nosotras los que tenemos la voz poderosa y vital para lograr los cambios pertinentes para que nuestras naciones no sucumban con los malos manejos de muchos grupos anárquicos y sin escrúpulos?
Aquí tenemos todos responsabilidad, ya entendemos los datos y detalles físicos de nuestros ocho mil kilómetros de majestuosos y exuberantes bosques y especies. Ya es tiempo y de interés de esta comunidad que representamos todos, la que debe cambiar los rumbos equivocados de muchísimas prácticas destructivas y hoy más que nunca, unidos en una sinergia enlazada, firmes digamos con una voz eco-verde: no más, no más, ¡hasta aquí! Bosawas debe depurarse de tanta mezquindad de intereses nocivos y mafiosos. ¡Su insurrección está más latente que nunca!
¡Nosotros, la comunidad, uno a uno crearemos conciencia, denunciaremos y se penalizarán a los infractores con todo el rigor de la Ley! No tenemos opción o actuamos ya o seremos tan cómplices como sus infractores ambientales. La autora es consultora de proyectos
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