Eduardo Cruz
La Policía Nacional aún no concluye las indagaciones sobre el abuso policial que se cometió en contra de más de 50 simpatizantes liberales en Nueva Guinea, el 18 de noviembre del pasado 2012, mientras protestaban contra el fraude electoral que favoreció al FSLN.
Así lo informó la jefatura policial a la Comisión Permanente de Derechos Humanos, mientras las víctimas de las agresiones han tenido que salir del municipio por presiones en su contra.
Después de pasar tres días presos por reclamar contra el fraude, la mayoría de los agredidos por la Policía debieron salir de Nueva Guinea, porque no podían encontrar trabajo y también porque recibían amenazas de parte de simpatizantes rojinegros.
Pablo Cuevas, activista pro derechos humanos de la CPDH, señaló que en Nueva Guinea las cosas siguen igual que en noviembre pasado y los oficiales denunciados por las brutales agresiones a los simpatizantes liberales siguen laborando en la unidad policial de ese municipio.
Según Cuevas, durante una reunión que sostuvo con la jefatura policial hace más de quince días, el director de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Marcos Carmona, preguntó por el caso de Nueva Guinea y recibió como respuesta que aún no han terminado de procesar la información, pero que ya están por terminar.
136,347 votantes tiene el municipio, el 2.4 por ciento de la población nacional.
800,000 cabezas de ganado existen en ese territorio, de las 4.2 millones que tiene el país, según el último censo del Magfor. Veinte por ciento del total del país.
79.6 por ciento de las raíces y tubérculos que exporta el país salen de Nueva Guinea.
2,744 kilómetros cuadrados de extensión tiene el territorio del municipio.
120 millones de córdobas es el presupuesto de la Alcaldía.
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EN EL EXILIO
Elízabeth Pavón García es una de las personas que fue encarcelada por protestar contra el fraude electoral que despojó al PLC de una alcaldía que históricamente la ha ganado por amplio margen al FSLN.
Tras ser liberada, Pavón se fue a Costa Rica, como muchos otros de los que fueron encarcelados, debido a que no encontraban trabajo. Pero estando en el país vecino se puso a reflexionar: “¿Y yo por qué estoy aquí, pudiendo estar en mi casa, con mi familia? ¿Si yo no he cometido ningún delito?”. Ahí mismo armó maletas y emprendió el viaje de regreso a Nueva Guinea.
“Por la misma necesidad de trabajo o por amenazas y presiones de los sandinistas de Nueva Guinea, otros de los golpeados por la Policía se han ido a otros municipios del país”, detalló Pavón.
El propio candidato despojado, Denis Obando, tuvo que salir del país debido a que estaba siendo amenazado de muerte. Así lo denunció desde Miami, adonde en la actualidad se encuentra con su familia.
Obando aseguró a LA PRENSA que en enero de este año salió del país porque no tenía opción al no aceptar la propuesta que le envió la pareja presidencial a través de un abogado orteguista de su zona, ofreciendo dádivas económicas, un puesto de confianza en el Estado y las garantías de que no sería más víctima de persecución. “Cuando rehusé a esa propuesta, supe que estaba en problemas”, afirmó.
Su casa en Nueva Guinea está siendo cuidada por familiares, quienes durante los últimos meses han vivido con temor.
RECUERDOS DE LA PESADILLA
Seyron David Ortega Molina, de 30 años, recuerda con nitidez lo que ocurrió el 18 de noviembre de 2012, de cómo la Policía desprotegió a los liberales y luego apoyó a las turbas sandinistas: “Estábamos ejerciendo nuestro derecho constitucional de elegir y ser electo. Teníamos casi quince días en protestas (las elecciones fueron el 4 de noviembre) y los sandinistas trajeron turbas de El Rama y de otros lugares. Como a las 5:00 de la tarde se quisieron meter al parque donde estábamos nosotros. Los antimotines habían estado con nosotros, pero ese día se desaparecieron y después aparecieron acompañando a las turbas”, recuerda Ortega Molina, quien fue detenido y maltratado en las celdas policiales de Nueva Guinea.
“Yo vi cuando los policías arrastraban a los hombres, algunos de ellos inconscientes”, dice Elízabeth Pavón, quien fue detenida a pesar de estar embarazada. “Fue masacre a los varones y a las mujeres también. Las mujeres fueron manoseadas”, agrega Pavón.
Cuando llegó a la estación policial, Ortega Molina ya iba “rajado de cabeza” y sangrando. “Cuando voy entrando, había como una hilera de policías y cada uno me daba golpes. Luego me tiraban contra la pared. ‘¿Dónde está Denis Obando?’, me preguntaban”, recuerda Ortega.
Tras ser liberados, el grupo de agredidos llegó a Managua y, acompañados de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), denunciaron las violaciones a sus derechos por parte de los agentes en Asuntos Internos de la Policía, donde prometieron investigar los hechos.
¿Qué ha hecho la Policía?, se le pregunta a Seyron Ortega. “No sabemos”, responde el joven, con la mirada perdida, indignado por no tener una respuesta a la pregunta. “Esa es la pregunta que tenemos. Ya las palabras no valen, la ley está abolida”, se lamenta Ortega.
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