Pedro J. Chamorro B.
Las pasiones políticas no nos deben cegar para poder valorar con objetividad meridiana la excelente labor que realiza la Policía Nacional a nivel nacional e internacional, tanto así que muchos turistas internacionales que vienen al país se van bien impresionados del nivel de seguridad ciudadana que perciben en Nicaragua y que contrasta muy positivamente con la de otros países de la región centroamericana y México.
También hay que decirlo con absoluta franqueza, cuando la Policía Nacional comete algún exceso, los cuales generalmente tienen un sesgo político. Esto porque queremos de verdad que la Policía continúe siendo “nacional” como su nombre lo indica y no sirva para apuntalar a un determinado partido político en el poder en detrimento o reprimiendo a ciudadanos de partidos opositores como se ha denunciado recientemente.
En su lucha sin tregua contra el crimen organizado, la Policía Nacional debe actuar con prudencia y respeto a ley. Aun bajo el pretexto de que se lucha contra el crimen organizado y con un excelente récord de efectividad, no se puede violentar los derechos ciudadanos, allanando y capturando sin orden judicial y sin el debido proceso, a honorables comerciantes a como ocurrió recientemente en Estelí.
La Policía Nacional debe cuidar más que nada, su propia imagen, labrada a través de los años con mucho sacrificio. Una imagen de estar al servicio de toda la población, la imagen del policía amigo que se funde con el pueblo y lo protege del crimen con efectividad, solucionando rápidamente y sorprendentemente, casos que pareciera a veces que no tienen pistas y que van a quedar impunes para siempre.
Esa imagen positiva de servicio le ha labrado a la directora general de la Policía Nacional, primera comisionada Aminta Granera un lugar cimero en la percepción positiva de la ciudadanía prácticamente en todas las encuestas recientes. Por eso mismo, debe cuidarla con esmero para que la valoración general de la población sobre la institución que ella dirige, continúe siendo positiva.
La seguridad ciudadana que hemos disfrutado en Nicaragua es fundamental para garantizar un clima favorable para las inversiones nacionales y extranjeras y con ello lógicamente, el empleo. También ha sido determinante para mantener el mayor crecimiento sostenido en la llegada de turistas en la región centroamericana y el turismo también genera muchísimos empleos.
Yo he tenido conversaciones con empresarios guatemaltecos, hondureños y salvadoreños que valoran invertir en Nicaragua, entre otros factores por el clima de seguridad, pues allá en sus países sería imposible movilizarse sin escoltas y sobre todo sin temor, a como lo hacen en Nicaragua.
Igualmente ocurre con los turistas que por lo general se llevan una buena impresión de Nicaragua, por sus bellezas naturales, la hospitalidad de su gente, el precio-calidad de los servicios que reciben y por la seguridad que perciben en los destinos turísticos principales del país.
La Policía Nacional también ha demostrado con su accionar, que Nicaragua no es un buen lugar de refugio para criminales internacionales. Siendo los casos más recientes el de Eric Justin Toth, el más buscado por el FBI capturado y deportado en Nicaragua y el de Laurence Scott Hartman Joseph, también buscado por el FBI e Interpol, capturado y deportado recientemente.
También ha quedado demostrado con certeros y contundentes golpes al crimen organizado, que Nicaragua tampoco es un buen sitio de paso para traficantes de drogas, disfrazados de periodistas, como el sonado caso de los “Televisa”.
Esto le ha valido, merecidamente, reconocimientos internacionales a la institución policial y a su directora general. Pero esta labor encomiable, no se debe de empañar con casos con el del periodista chileno de AFP Héctor Retamal, quien fue capturado y retenido cuatro días arbitrariamente, hasta que fue también expulsado del país como si se tratara de un criminal.
La Policía tiene la palabra para que la excepción no se convierta en la regla y que la regla siga siendo una valoración positiva. El autor es diputado y Presidente de la Comisión de Turismo de la Asamblea Nacional.