El escritor español Camilo José Cela dijo que “la más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir”. Siguiendo estas premisas, Sergio Ramírez Mercado como novelista ha fotografiado la vida de los débiles y poderosos dentro de un mundo de contradicciones.
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Flores oscuras es su más reciente libro de cuentos. “Forman un universo trágico porque los personajes son gente sencilla, sin nombres y cuando llegan a tener nombre, es porque les pasó algo o hicieron algo, y saltan a la publicidad por momentos, y luego vuelven a apagarse”, dice Ramírez Mercado.
En los cuentos sobresalen las historias de boxeadores, cirqueros, tragafuegos, trapecistas, antiguos guerrilleros en la miseria que se volvieron ladrones, gente que escarba en la basura para sobrevivir.
También está el juez y su conciencia, el duende que camina hacia el trono de la calavera, el petimetre y el diablo, la última pelea del minimosca Gavilán, que encierran un mundo deprimente y caótico.
LA DISTANCIA DEL NARRADOR
Al crear estas historias y sus escenarios, Ramírez Mercado advierte que la hora de inventar, su forma de narrar es tomar distancia.
“Esta es la historia y para contarla, uno no debe entrometerse. Hay que narrarla como si fuera un periodista que no puede tomar parte, así lo hice con estos cuentos. También esta es la historia de este país a través de sus personajes y lo narro como lo haría un periodista”, explica.
EN ITALIA
No obstante, Ramírez también comenta que de los 12 cuentos, Flores oscuras —la última historia que cierra la edición— fue escrito en Villa Serbelloni, en Italia, durante una invitación para escribir del Centro Bellagio en el 2011.
El relato que da nombre a esta obra es un cuento realista en el que el protagonista es el propio autor en sus últimos días de viaje por Italia. Visita una galería de arte y se detiene a observar el cuadro de La última cena de Daniele Crespi. De repente un desconocido se le acerca y comienza a charlar con él sobre cómo ha sido representada esta última cena por diferentes pintores y sobre el papel de Judas en la historia bíblica.
Los cuentos de Sergio Ramírez contienen todos los ingredientes del género corto latinoamericano del siglo XX.
En sus relatos hay amor, muerte, poder, ternura, ironía, sarcasmo, humor, crítica social, corrupción, violencia. Estilísticamente, los relatos oscilan entre el cuento popular y la crónica periodística, son originales e intensos y están aderezados con pequeñas dosis de magia, sorpresa y fantasía.
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