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¡Alerta con los lunares!

Durante los primeros años de vida empezamos a reconocer nuestro cuerpo y en ese proceso detectamos pequeñas manchas normalmente de color oscuro que pueden encontrarse en cualquier parte del cuerpo. Esas manchas reciben el nombre común de lunares.

Geraldina González C.

Durante los primeros años de vida empezamos a reconocer nuestro cuerpo y en ese proceso detectamos pequeñas manchas normalmente de color oscuro que pueden encontrarse en cualquier parte del cuerpo. Esas manchas reciben el nombre común de lunares.

Según la dermatóloga Gema López, los lunares “son proliferaciones de células pigmentadas llamadas células névicas. No se sabe con certeza de dónde provienen, pero pueden tener parentesco con el melanocito, célula responsable de fabricar el pigmento que da el color moreno a la piel llamado melanina”, explica.

Los nevus o lunares suelen aparecer durante la primer década de vida. De acuerdo con López, los lunares son una lesión dinámica que aparece primero en la unión entre la dermis y la epidermis y luego migra hacia la dermis a la vez que va haciéndose más abultado. Varían en cantidad pues tienden a desaparecer con el surgimiento de nuevos lunares.

Los lunares comunes suelen tener forma redonda u ovalada con un borde bien definido, color uniforme y no mayor de seis milímetros de diámetro. Sin embargo, existen lunares llamados nevus displásicos que son uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar melanoma, “una de las formas más fatales de cáncer de piel”, explica la doctora López.

¿Cómo identificarlos?

Este tipo de lunares malignos suele tener una forma asimétrica, de tal manera que si trazamos una línea por el medio no tendríamos dos partes iguales. Presentan variación de color llegando a tener tonos marrón oscuro, rojo, azul y negro, su borde es irregular y su tamaño mayor a seis milímetros. El centro del lunar puede presentarse abultado y el borde plano y son diferentes unos de otros.

Estos lunares atípicos se presentan con mayor frecuencia en el pecho, la espalda, el abdomen y las extremidades, ya sea de forma numerosa o dispersa.

López asegura que aunque un lunar aumenta de tamaño, no siempre significa que se convierta en cáncer, a menos que ese cambio se dé en un lunar previamente estable o que surja luego de los 40 años.

Los cánceres de la piel casi siempre son curables cuando se detectan y se tratan a tiempo. La especialista recomienda estar atentos a cualquier cambio o señal que se presente en la piel, especialmente en los lunares. Para ello aconseja examinar la piel completamente, usando una buena fuente de luz, un espejo de cuerpo entero y un espejo de mano.

“Si se reconoce alguna señal de alerta, se debe buscar atención médica inmediata y someterse con frecuencia a un examen de la piel, de la cabeza a los pies, realizado por un médico”, advierte López.

Nosotras Alertas lunares archivo

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