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Cristianos revolucionarios

Alberto Vijil G.

Durante los años sesenta, setenta y ochenta del siglo XX, miles de cristianos nos llenamos de esperanza cuando nuestra Iglesia, inspirada por el amor, se transformó en una Iglesia para los pobres y ese mensaje de amor era la voz de Cristo. Miles dejamos de adorar al Dios medieval e imaginario de mentes atormentadas, al supuesto Dios de los purgatorios y el infierno, al castigador implacable y cruel, al que exigía silicios, sacrificios y coyundas, y encontramos al Dios misericordioso, al padre del que nos ama sin límites, al que nos ama más de lo que nos amamos a nosotros mismos.

El amor, la fe y la esperanza de un mundo mejor residen, justamente, en nuestros corazones. El amor impulsa al sacrificio por la vida, por la felicidad. El amor rompe los esquemas, el amor es Jesús dándonos su vida justamente para que encontráramos el amor en nuestros corazones, mucho más allá de las razones y los pensamientos calculados.

Me resulta inconcebible que se pueda lograr algo positivo en la tierra o en el cielo sin la presencia del amor. ¿Vale la pena el amor? ¿Vale la pena luchar por un mundo en el que los seres humanos podamos vivir como hermanos? Mi respuesta, y la de muchos como mi padre, es que sí, vale la pena. Vale la pena intentarlo, vale la pena sacrificarnos por el amor. Y esa generación de los sesenta, setenta y ochenta nos lo demostró, con su sacrificio, con su compromiso y haciendo lo posible por lograr la sociedad justa y digna que merecemos. Lo hicieron con arrojo y valentía aún al costo de su vida.

Su compromiso no fue ingenuo. Sabían que podían equivocarse, sabían que en el camino podrían encontrarse muchos obstáculos, y se los encontraron. No fue por falta de reflexión o de pensamiento crítico y profundo que lo hicieron. Lo hicieron porque a pesar de los riesgos, sintieron el llamado de Dios. Ese llamado les impidió quedarse callados y al margen de la historia.

“Cristianos revolucionarios”, pero ¿cómo ser cristiano sin ser revolucionario? Si ser revolucionario es la más pura esencia del cristianismo. Si el que predica el amor hasta la muerte, el que expulsa a los mafiosos del templo, el que enfrenta el poder absoluto, ese revolucionario increíble fue Jesús.

Otros, supuestamente “cristianos”, nada revolucionarios por supuesto, escogieron el camino de la tranquilidad y la seguridad económica, escogieron el silencio, la apatía y jamás sacrificaron nada. Hoy quieren dar lecciones de vida elocuentes en el periódico, pero qué lección puede dar un supuesto educador que quemó libros en hogueras de intolerancia y revanchismo, que hizo desaparecer el museo de la alfabetización creyendo que con eso desaparecerá la historia y la gesta de miles de jóvenes que generosa y humildemente dieron el testimonio de su vida en esas montañas.

Qué fácil es ser un profeta del pasado y en el camino no haber arriesgado nada. Que pobre es su lección y que pobre razonamiento es su legado.

Señor perdona nuestras ofensas, por nuestra parte nos comprometemos a perdonar a los que nos ofenden. No nos dejes caer nunca en la tentación de abandonar la lucha por tu reino y líbranos del mal del mundo que nos acecha. Amén. El autor es ingeniero agrónomo.

Opinión Cristianos revolucionarios archivo

COMENTARIOS

  1. Observador
    Hace 11 años

    Me parece que usted debería aportar datos contundentes sobre el resultado de la llamada alfabetización, supuestos logros y errores del mismo, abriendo el tema a un debate a fondo, despojado del romanticismo adolescente. Las buenas intenciones no son garantía de buenos resultados, y los ingenuos son terreno fértil de los manipuladores.

  2. Román Gutiérrez
    Hace 11 años

    Los revolucionarios comunistas como Ernesto Guevara y Fidel Castro y los socialistas del bloque europeo de los años 80 negaban la existencia de Dios. Este artículo es contradictorio. Que Mal.

  3. maria tercero
    Hace 11 años

    Ser Cristiano es estar comprometido con la justicia divina.
    Servirle a Cristo es estar dispuesto a morir por la verdad.
    Ser Cristiano es ser valiente , es saber que todo es temporario y que en la tierra , aqui abajo , hay que construir el reino de Dios-Padre con la cruz a cuestas , viviendo por fe.
    Es facil criticar a los Cristianos Revolucionarios porque fariseos siempre habran , los hechos , las acciones , son las que valen.
    Luchar contra todo mal es la revolucion del Cristiano.

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