Elízabeth Romero
El martes pasado Narcisa Socorro Gómez logró comunicarse telefónicamente con su hijo Eugenio Marcelino Juárez Gómez, uno de los nicaragüenses integrado a la lista de migrantes desaparecidos. El año pasado fue buscado por varios Estados mexicanos en la caravana de madres centroamericanas.
El padre José Luis González, del Servicio Jesuita para Migrantes, confirmó que fue un voluntario del Servicio Jesuita en México que logró ubicar al nicaragüense.
Habita en Tijuana, Baja California, México.
Narcisa, quien habita en una comunidad cercana al ingenio Monterrosa, Chinandega, dice que contará los meses para viajar nuevamente este año a México en la próxima caravana de madres, para reencontrarse con su vástago.
Debido a la falta de recursos ella logró hablar poco tiempo con su hijo, pero al menos pudo constatar que está vivo.
Explicó Gómez que su hijo le comunicó que debido a la adicción a la droga, que padeció por un período, perdió números telefónicos y por tanto el contacto con la familia.
Sin embargo, Juárez le refirió a su progenitora que a la fecha ya ha superado la adicción y desea regresar al país.
El padre José Luis González recordó que la falta de documentación por parte de los centroamericanos es una de las causas de las “desapariciones” de migrantes.
Con este caso suman cuatro los nicas que han sido localizados a través de las caravanas emprendidas por las madres de migrantes con apoyo de los Comités de Desaparecidos que en Nicaragua apoya el Servicio Jesuita Para Migrantes.
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