Está en la misión de la Academia de Ciencias de Nicaragua exaltar los méritos académicos y morales de ilustres personajes de la educación y la ciencia. Por eso se ha festejado el pasado 27 de junio a quien distinguimos como uno de los intelectuales más influyentes de la Nicaragua actual, el doctor Carlos Tünnermann Bernheim.
Afanoso cronista y escritor prolífico, el doctor Tünnermann ha delineado una ruta nueva hacia la transformación de la educación, proponiendo una universidad moderna y liberadora como espacio de pensamiento crítico y que represente una plaza pública de cultura.
Su obra ha marcado una impronta en el análisis de la educación y es un punto esencial de referencia sobre la presente coyuntura de la universidad latinoamericana, su fortalecimiento, la calidad y acreditación; la internacionalización y los retos de la investigación y el posgrado, entre otros temas.
En sus escritos se nos revela un profundo pensador que, escudriñando en el pasado, demuestra claramente el valor de la universidad autónoma. Descubrimos a un intelectual preocupado por la educación superior como derecho humano y un modelo educativo que conduzca a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Investigador acucioso y orientador del proceso universitario, el doctor Tünnermann ha propuesto, acaso por vez primera en Nicaragua, las bases de una política científica como factor imprescindible para superar la dependencia económica y tecnológica y estimular el desarrollo nacional.
Sostiene el doctor Tünnermann que el desarrollo supone la posibilidad de crear ciencia y tecnología, pero que, a juzgar por las inversiones en estos rubros, concluimos que generalmente “los gobiernos no están convencidos del rol que puede jugar la ciencia para el adelanto de sus países”. Por ello propuso en el 92 que el primer objetivo de una política científica debería ser la creación de conciencia sobre su importante papel para el desarrollo. Solamente así conseguiremos que un verdadero proyecto de nación no ignore ni dé la espalda al desarrollo científico-técnico.
Adquiere especial preeminencia dicha propuesta al reivindicar la promulgación de una política y una ley específicas para la promoción del desarrollo científico. Pero una política científica, en la visión del doctor Tünnermann, no puede ser vertical y debe construirse mediante un proceso de concertación.
La educación superior enfrenta grandes desafíos. Podría hablarse incluso de una crisis, originada, en buena medida, por las dificultades de su adaptación al ritmo vertiginoso de los avances científicos y técnicos. En La universidad necesaria para el siglo XXI (2008), Tünnermann emplaza a las universidades a emprender enérgicamente su propia transformación y renovación en respuesta a los desafíos de la sociedad globalizada. Las llama a “retar la imaginación” y replantearse los objetivos, la misión y las funciones universitarias, poniéndose a la altura del nuevo milenio.
Al preguntarse sobre cómo responder a la crisis educativa, aconseja que la educación superior debe de impregnarse de valores e inspirarse en “la promoción de la libertad, la tolerancia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la preservación del medioambiente, la solidaridad, el compromiso social y la Cultura de Paz, como la única cultura asociada a la vida y dignidad del ser humano”.
Y agrega que se trata de diseñar una política consensuada de largo aliento, que trascienda el ámbito temporal de los gobiernos. No se trata simplemente de reciclar carreras coyunturales para el sistema predominante.
La autonomía universitaria ha sido un gran tema presente en los escritos del doctor Tünnermann, explicando cómo a partir de una rebelión estudiantil, la universidad latinoamericana forjó su primer proyecto propio de universidad, volviéndose un centro de pensamiento crítico.
En aquellos momentos cruciales los universitarios se pusieron a la altura de su tiempo a pesar de la opresión del régimen existente. Así, la autonomía heredada representaría el distintivo primordial de la universidad pública que, considerando su rol estratégico en la afirmación de preceptos universales, estaría intrínsecamente ligada al ejercicio democrático de la nación.
La lectura de las obras del doctor Tünnermann permite adentrarse no solamente en el conocimiento del dato histórico que describe sino que facilita teorizar y cuestionar las condiciones actuales de la autonomía universitaria para imaginársela en mejores términos.
Al resaltar la figura del doctor Tünnermann complace también reconocer que, como en todo gran maestro, existe una estricta coherencia entre su legado intelectual y el de toda su vida.
Descubrimos en el doctor Tünnermann a un académico virtuoso que ha sido excepcional no solamente en su área de conocimiento sino también como protagonista y conductor de las luchas universitarias, que servirá de ejemplo a las venideras generaciones de jóvenes latinoamericanos. El autor es doctor en biología molecular
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