Juan Vega Gonzales (*)
La postura del cuerpo es fundamental para el éxito, ya que pocas veces somos conscientes de cómo nos ven y cómo interactuamos con las otras personas. Nuestro cuerpo emite constantemente señales que afectan no solo como otros nos ven pero también como nos percibimos a nosotros mismos.
Amy Cuddy, psicóloga y profesora en Harvard, ilustra la importancia de los cambios (movimientos) en el cuerpo porque generan cambios en la mente, los que a su vez motivan cambios de comportamiento y los comportamientos generan resultados que finalmente afectan nuestras vidas.
Los líderes suelen fallar cuando tratan de comunicarse con calidez y confianza debido a que están demasiado enfocados en demostrar su competencia y poder.
La sugerencia de mejora es tratar de mostrar un lenguaje corporal “más atractivo” a las otras personas por medio de sonrisas más naturales, demostrando interés por la otra persona y desbordando actitud y posición positivas.
Cuando nos “expandimos y ampliamos físicamente nuestro cuerpo con una postura que emana auto-confianza” transmitimos señales de presencia, pasión, entusiasmo, confianza, autenticidad y confort. El movimiento es un importante complemento para desestresarnos y adquirir mayor naturalidad.
Expandimos nuestro cuerpo cuando tenemos una posición de autoridad (jefe -subordinado) o de poder temporal (tal cual alza sus manos hacia arriba un atleta cuando acaba de ganar una carrera).
A la inversa, cuando nos sentimos indefensos o sin poder nos “encogemos corporalmente” pensando “yo no debería estar aquí” y matamos así a nuestra propia autoconfianza.
Una postura física expandida (extender el cuerpo), así sea por solo dos minutos, o breves instantes durante el día, afecta positivamente nuestra mente (autopercepción) y aún si tenemos que fingirla, también la forma en la que las otras personas nos perciben.
Es importante desterrar los pensamientos negativos y no dejarlos entrar en nuestra mente. Cuando somos realmente conscientes de qué es lo que ocurriría en el “peor escenario” llegamos normalmente a la conclusión de que “la vida seguirá y que también nosotros seguiremos/saldremos adelante”.
Visualice el éxito. Siéntase como se sentirías si todo hubiese salido perfecto. Disfrute y descubra las emociones que se despiertan con actitud positiva e impida a toda costa la entrada del negativismo.
Además de expandir nuestro cuerpo en una “posición de éxito corporal” por al menos dos minutos al día, procedamos como reza la filosofía budista “haz el bien y aléjate del mal”.
