Saúl Martínez
Pobladores del barrio Hermanos Montes, Aurelio Carrasco y Teodoro S. Kint, frente a la terminal de buses de la ciudad de El Viejo se quejaron ayer de la zanja que cuadrillas de Enacal abrieron hace un mes para instalar tuberías de agua potable y que hasta hoy no han sido cerradas.
La corriente pestífera provocada por el agua servida de decenas de viviendas en barrios y repartos de la zonal alta ingresa a la zanja descrita.
Los vecinos dijeron que las lluvias inundan la zanja, el agua ha ingresado a las viviendas y los niños dejan de ir a clases ante el lodazal.
Antonio Carrillo refirió que la zona se ha vuelto peligrosa debido a los tumultos de tierra que se encuentran fuera de la zanja y porque esta no han sido tapada.
Ayer se trató de conocer la versión de las autoridades municipales sobre el caso. A las 11:40 a.m. en la puerta principal de la Alcaldía de El Viejo el vigilante pidió esperar, pero en ese momento salió el vicealcalde sandinista Mauricio Rivera.
“Les toca a ellos (cerrar el zanjeo), a los que viven ahí, esto es una responsabilidad compartida o buscate a Enacal”, mencionó Rivera antes de regresar al interior del edificio municipal. La delegación Enacal, Chinandega, estaba cerrada a las 11:45 a.m.
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