Quizá la exfoliación sea una de las rutinas de belleza que más pereza da. Pero hay que tener muy presente que “este protocolo, además de ayudar a tener una piel suave, resulta ideal para que los productos cosméticos penetren mejor en la dermis y esta absorba las bondades de los nutrientes e hidratantes”, explica la esteticista Felicidad Carrera.
Si se trata de una exfoliación química hay que ponerse en manos de un dermatólogo que suele utilizar sustancias más delicadas.
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La oferta de exfoliantes es inmensa, “pero lo más importante es elegir un producto que se adapte al tipo de piel”, puntualiza Carrera, quien recomienda exfoliar la piel del rostro y del cuerpo “una vez a la semana las dermis secas y mixtas y dos veces las grasas”.
PEQUEÑOS MASAJES
Hay que tener en cuenta que la exfoliación debe hacerse siempre con suavidad y mediante pequeños masajes circulares sobre la piel ligeramente humedecida.
“Si la piel está irritada, bien por pequeñas erupciones, alergias o después de tomar el sol, no se debe exfoliar, se podría dañar”, dice la directora del centro Felicidad Carrera.
Tras este protocolo, la dermis abandona su tono apagado y gris y muestra luz y frescura. “Es aconsejable utilizar un producto facial específico con gránulos suaves para la exfoliación del rostro, evitando el contorno de ojos, y otro más intenso con grano más grueso para el cuerpo haciendo hincapié en los tobillos, los codos y las rodillas”, explica la experta, quien asegura que después de este ritual se debe aplicar un buen hidratante.
BENEFICIOS
Entre los beneficios de la exfoliación se encuentra la renovación de las células y la activación de la microcirculación, además de tonificar la dermis y evitar que el vello se enquiste.
Cuando es la época del verano muchos centros estéticos recomiendan la exfoliación aroma-sensorial de coco y miel de naranja para aportar suavidad a la piel, además de relajar y reconfortar el tono muscular.
El protocolo comienza exfoliando la piel con sales de coco y pepitas de uva que tienen propiedades antioxidantes.
A continuación, se masajea la zona con movimientos circulares insistiendo en las zonas más gruesas como codos, talones y glúteos. Tras unos minutos se retira todo el producto con una ducha.
Se concluye con un masaje hidratante con miel de naranja.
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