Un tribunal de Pakistán absolvió al imán que acusó falsamente a una adolescente cristiana de blasfemia antes de ser detenido él mismo por las mismas causas en un caso que levantó una fuerte polémica en todo el mundo.
“El tribunal desestimó todas las acusaciones contra Jalid Chishti y lo absolvió”, dijo a la AFP Wajid Ali Gilani, su abogado, que alegó que la acusación no aportó ninguna prueba y los testigos se retiraron.
La joven de 14 años Rimsha, analfabeta y con discapacidad mental, fue acusada por unos vecinos de haber quemado las páginas de un manual de instrucción del Corán en las que estaban escritos versículos del texto sagrado del islam, un crimen que puede acarrear cadena perpetua en Pakistán, donde el 97 % de la población es de confesión musulmana.
La joven estuvo detenida tres semanas en una de las cárceles más duras del país, antes de ser liberada. La justicia retiró las acusaciones en noviembre, pero tras ser liberada, tanto ella como su familia tuvieron que esconderse antes de trasladarse a vivir a Canadá.
El propio imán de la mezquita del barrio donde vivía Rimsha fue detenido. Hafiz Mohamed Jalid Chishti fue acusado de introducir él mismo páginas del Corán en las cenizas de hojas quemadas con la esperanza de “expulsar” a los cristianos del barrio. Fue liberado tras pagar una fianza poco después de su detención.
A finales de 2012, los dirigentes de la comunidad cristiana de Pakistán dieron las gracias a los responsables musulmanes, a la prensa y a la sociedad por haber destapado la injusticia que se había cometido con la adolescente.
La ley paquistaní sobre blasfemia prevé hasta la pena de muerte para las personas que denigran al profeta Mahoma y la cadena perpetua para el que queme el Corán. Los musulmanes radicales la defienden con uñas y dientes, pero los liberales ven en ella una herramienta para dirimir conflictos personales.
Hasta el momento, nunca se ha ejecutado la pena de muerte a los que se les ha aplicado dicha ley. Es el caso de Asia Bibi, una madre de cinco hijos que sigue en la cárcel después de haber sido condenada a pena de muerte en 2010 por haber denigrado al profeta, según sus vecinos.
