Rezaye Álvarez M.
El sueño del canal interoceánico nicaragüense, si se convierte en realidad, pasaría a ser una pesadilla para unos 90 mil juigalpinos que utilizan el lago Cocibolca para abastecerse de agua potable.
Con una inversión de entre 37 y 40 millones de dólares, el Gobierno de Corea del Sur financió las dos etapas de este proyecto que permitió abastecer a más de 1,800 casas en Juigalpa, desde 2007.
Este proyecto, al igual que la posibilidad de irrigación o aprovechamiento del Cocibolca para otros usos, así como la réplica de este proyecto en otros municipios, se ponen en peligro por la posible construcción del canal interoceánico.
Según Salvador Montenegro, director del Centro para la Investigación de los Recursos Acuáticos, el aprovechamiento del Cocibolca para consumo humano, irrigación, pesca deportiva, turismo e industria entre otras, “son mutuamente excluyentes”, con la idea de usar al lago para un canal interoceánico.
Jorge Luis Cruz, secretario de la Comisión de Chontaleños para la Defensa del Lago Cocibolca, durante un conversatorio que esta asociación realizó en Juigalpa manifestó la preocupación de los juigalpinos por la suerte del Cocibolca.
Otro de los recursos fue presentado por un grupo de mujeres, del cual Ruth Selma Herrera es miembro. Ella indicó que la motivación de ese recurso es por la conciencia de todos los peligros que acechan no solo a la soberanía y ecosistemas, en particular la amenaza de dañar nuestro principal recurso hídrico y la disponibilidad de agua para el consumo humano.
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del más elevado interés y prioridad nacional para la seguridad nacional”. Parte del artículo 97, de la Ley de Aguas Nacionales, sobre el valor del lago Cocibolca para las autoridades nicaragüenses.
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Cruz comentó que siguiendo el ejemplo de Juigalpa, existen cuatro municipios que ya tienen proyectado abastecerse de agua potable del lago, estos son: Santo Tomás, Acoyapa, Comalapa y Cuapa.
Ruth Selma Herrera, quien fungía como directora de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), explicó que para llevar agua a Juigalpa se construyó un sistema de captación lago adentro, con 27 kilómetros de tubería entre el sitio de extracción y Juigalpa, con su propio sistema eléctrico.
Además el proyecto cuenta con dos sistemas de bombeo intermedios, una planta potabilizadora, un tanque de almacenamiento con capacidad de 1,200 metros cúbicos y una red de distribución proyectada para cien mil personas.
OTROS EJEMPLOS
Herrera mencionó otros ejemplos del uso del Cocibolca para abastecimiento de agua potable.
En 2009 inició la construcción de un sistema similar para San Juan del Sur, Rivas, con un costo que supera los 20 millones de dólares. Además existen proyectos menores que ya funcionan con agua del Cocibolca.
Según Herrera, el lago será a mediano plazo “la solución a las poblaciones que habitan en las ciudades de los departamentos de Rivas, Granada y hasta Managua”.
Ante estos proyectos se antepone la posibilidad de construcción de una zanja de 520 metros de ancho y 27.6 metros de profundidad, a través de los 90 kilómetros de longitud del lago, que formaría parte del canal interoceánico.
Además de los daños sociales por la interrupción de los proyectos, Herrera afirmó que la zanja “cambiaría la dinámica biológica del lago y la calidad de sus aguas, en tanto los valores de turbiedad serían elevados, y eso impediría que funcionen las plantas de tratamiento instaladas en ambos sistemas (Juigalpa y San Juan del Sur)”.
En el caso de Juigalpa, por la complejidad de las obras en la boca-toma, “es fácil anticiparse a reconocer un colapso temprano de ese componente”, indicó la también investigadora social.
UN PUEBLO EN AGONÍA Y CON SED
En Puerto Díaz, una comunidad de Juigalpa que sobrevive de la pesca y producción agrícola, se encuentran las dos tomas de captación de agua.
Al ser esta comunidad parte de Juigalpa también resultó beneficiada con el proyecto de agua potable financiado por el Gobierno coreano.
Para pobladores de este caserío, el lago debe ser conservado para la pesca, el consumo de agua y el turismo, según Julio César Palacios Blanco, quien se dedica a comercializar pescado; ahí han bebido el agua del Cocibolca durante toda su vida, aun antes del proyecto.
Catalina Leiva Lumbí no pudo ser más específica sobre cuáles deberían ser las prioridades, para ella, “si el canal va a afectar algo a nosotros mejor que no lo hagan, porque ¿dónde vamos a sacar para tomar el agua? no tenemos de dónde, a Juigalpa tanto que le costó ese proyecto para que le llegara el agua, y que se vaya a contaminar, no es justo”.
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