Anagilmara Vílchez Z.
Oscar Smith es un joven miskito que soñaba con ser embajador, pero después de participar en varias expediciones a Bosawas, su ambición se transformó en un proyecto para salvar esta reserva y promover la inclusión social de las poblaciones indígenas que la habitan.
En el 2013, son nueve los nicaragüenses escogidos para viajar a Francia, aunque la iniciativa Programa de Auxiliares de Conversación está presente en más de 53 países, entre ellos Nicaragua, que es una de las 18 naciones que se preparan para enseñar el idioma español.
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Él habla francés y a través del Programa de Asistentes de Español en Francia, en 2012 viajó a este país europeo.
Una vez ahí, Smith aprovechó para entregar a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (Unesco) una proclama que las “Chavalas y Chavalos de Bosawas” elaboraron exponiendo la importancia de preservar Bosawas y la necesidad de que los pueblos indígenas que ahí viven sean incluidos socialmente.
“Cuando vino (a Nicaragua) la directora de la Unesco, Irina Bokova, no observó la situación de la Reserva de Bosawas, por eso elaboramos la carta ”, expresó Smith, quien aún espera respuesta por parte de la Unesco
Aunque en territorio francés no es lo único que él hizo por Bosawas. En ese país este joven miskito compartió con 200 jóvenes de 17 a 19 años la realidad de las comunidades indígenas de Nicaragua y la deforestación que poco a poco deja sin aliento a la reserva conocida como el “pulmón de Centroamérica”.
“Ellos (los europeos) conocen que en Latinoamérica y, especialmente en Nicaragua, las comunidades indígenas son excluidas de todo tipo de proceso social y de desarrollo”, asegura Smith.
Este joven reclama que la directora de la Unesco, quien arribó a Nicaragua el ocho de mayo de 2013, no haya incluido en su itinerario a Bosawas.
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