La frase en inglés Open for business (Abierto para negocios) es común en ambientes empresariales a nivel internacional. Declara la disponibilidad y oportunidades de relaciones comerciales, y sirve de referencia para comentar afirmaciones del empresario Carlos Pellas (LA PRENSA, 5 de septiembre) de que “ estamos viviendo en un país abierto”, y “Aquí todo el mundo es libre de moverse, la prensa es libre de opinar y yo considero que desde ese punto de vista nosotros estamos viviendo en una sociedad abierta”.
Así como vamos, la próxima vez dirá que las familias nicaragüenses viven bonito, bendecidas y prosperadas.
Es responsabilidad ciudadana discrepar con Pellas y recordarle que la libertad de opinar solo es posible en un reducido grupo de medios. ¿Ignora el secretismo gubernamental, violación a la Ley de Acceso a la Información Pública, vejaciones a periodistas nacionales y extranjeros, funcionarios que no brindan declaraciones a medios no oficialistas ni permiten acceso a conferencias de prensa? ¿O que los empleados públicos que rechazan el carné de militantes orteguistas, no entregan la cuota mensual o se niegan a asistir a sus manifestaciones, pierden el empleo? Eso sería decir que vive en otro país, lo que no es cierto.
¿No se entera que la libertad de “moverse” a protestas cívicas es arriesgarse a que policía o turbas orteguistas te asalten, roben vehículos, computadoras, billeteras, teléfonos, ultrajen a mujeres y golpeen a varones? ¿Tampoco sabe de OcupaINSS? A menos que viva en otro país, que hemos dicho no es cierto.
Pellas también declaró “¿Que si yo creo que hay una democracia? Bueno, hay unas elecciones, las elecciones determinan claramente quién es el ganador ” ¿No es fantástico? ¿Es que tampoco sabe de las múltiples denuncias de fraudes en 2008 y 2011, falta de conteo de votos, alteraciones de actas, dilación y preferencias en entrega de cédulas, derroche de recursos del Estado, violaciones a la Constitución de la República y tantas otras arbitrariedades?
Sin embargo, si no vive en otro país, ¿a qué atribuir sus declaraciones? Él mismo ofrece pistas y Ortega las conoce bien. Es el juego de yo sé que sabes que yo sé que vos sabes. Curiosamente en 2009 Jesse Bogan opinó en la revista Forbes. (http://www.forbes.com/2009/10/20/grupo-pellas-nicaragua-business-chamorro.html) que el empresario está involucrado en casi todo en Nicaragua, “menos en la política, una decisión que dice ha ayudado a su familia a prosperar por más de un siglo”.
Si él y Cosep no fueran políticos, no invitarían a los medios a sus reuniones con el dictador, sentados a la par. Por supuesto, ver a Ortega de “tú a tú” con Pellas , no tiene precio. La luna de miel lleva al menos seis años, como abordé en Los intereses de ciertos capitales (LA PRENSA, 26 de febrero del 2007).
Y sobre los años ochenta, en medio de confiscaciones y salida del país de sus amigos, aunque sus negocios también fueron afectados, confió a Bogan su estrategia: “Yo dije en aquel momento que esto no iba a durar mucho. Así que nos quedamos”. Y finalmente, preguntado qué aconsejaría a inversores extranjeros, recomendó “que lo hagan en sociedad con algún (inversor) local. Nicaragua puede ser muy peculiar en cómo se hacen ciertas cosas”.
¿Muy peculiar? Eso está a la vista. Que Pellas juegue como quiera, pero no le luce predicar sobre libertades ni democracia. A fin de cuentas, como el dicho popular, “¿por qué tanto brinco si el suelo está parejo?” Para Wang Jing el país también está Open for business. El autor es periodista.
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