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Danilo Arbilla

Los logros del PT

No hace ni dos décadas, cada vez que se hablaba de Brasil, se decía que su destino sería siempre el de ser el país del futuro. Era una respuesta, con algo de burla, frente a los alardes de los brasileños, que en eso de alardear dejan pequeño a sus vecinos argentinos que son los que tienen la fama.

Parece, sin embargo que desde hace un tiempo Brasil pasó a ser una de las potencias del presente. Una de las grandes emergentes. Pero solo parece, porque la montaña muestra algunas grietas y en el horizonte surgen algunos nubarrones que le ponen cierta opacidad a la brillante performance económica, aupada en los buenos precios de las materias primas y los éxitos sociales, consecuencia de una desaforada política asistencialista en la que los subsidios son la única explicación de algunos cacareados avances (y de los buenos resultados electorales para el partido de gobierno; esto es el Partido de los Trabajadores, del expresidente Lula y de la presidenta Dilma Rousseff).

Y entre tantos logros del PT, el último y más sorprendente es el de los últimos días en que varios de sus fundadores, dirigentes destacados muy allegados a Lula, han conseguido que se revise el juicio por el cual fueron condenados por el caso conocido como el “mensalao”. (Compra de votos de congresistas de la oposición, durante el gobierno de Lula, a los que se pagaba con dineros públicos y cuyo principal responsable, según concluyó la Justicia, era José Dirceu, amigo y mano derecha de Lula y jefe de su Gabinete ministerial en su primer gobierno).

Dirceu fue condenado a 10 años y 10 meses de prisión. Se suponía con sentencia fija, pero parece que en Brasil se siguen “cociendo habas”. Ahora, con esta vuelta de la Justicia, que aceptó revisar los casos de 12 de los 25 condenados. En esta docena están el expresidente del PT, José Genoino y el extesorero Delúbio Soares. Los abogados de estos esperan que se les reduzca la pena. En lo que respecta a Dirceu, si lo logra, la “rebaja” sería de 95 meses (casi 8 años). De 130 meses la pena caería a 35 meses, lo que incluso le evitaría ir a la cárcel. Y las perspectivas son similares para todos los demás, destacándose Marcos Valerio, el publicista y principal operador de las “compras”, quien fue condenado a 40 años y 4 meses (490 meses), y que podría conseguir, como Dirceu, terminar con una pena de 35 meses. Valerio y sus socios (quienes recibieron las penas mayores) habían quedado muy doloridos por el poco apoyo que recibieron del PT y por las diferencias en el castigo recibido por ellos y el que lo tocó a los dirigentes políticos. Sobre todo teniendo en cuenta, según decían allegados a Valerio, que los cerebros y autores intelectuales habían sido precisamente los hombres del PT. Entre las versiones que comenzaron a hacer circular era que el verdadero “Jefe” era Luiz Inácio Lula da Silva, entonces presidente del Brasil.

¿Habrá tenido su efecto?

No es que esté todo dicho, pero el hecho es que la Justicia, por lo menos momentáneamente, “echó para atrás”. Es lo que sienten muchos brasileños que salieron a la calle a protestar: “En Brasil los únicos que van a la cárcel son los ladrones de gallinas”, clamaban ante la Corte de Justicia.

Cuando en diciembre pasado se conocieron las sentencias por el “mensalao”, los brasileños hablaban que se había establecido definitivamente un “antes y un después”: entre el Brasil de ahora y el de ayer. Pero tras los últimos sucesos eso no está tan claro ni es tan definitivo. Existe la posibilidad de que siga como antes; quizás volviendo a ser el país del futuro.

Eso es lo que habrá de dilucidarse en esta nueva instancia judicial, en la que lo que está en juego es entre la lucha contra la corrupción y la impunidad. El autor es periodista uruguayo, expresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

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