La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) presentó la semana pasada ante la Asamblea Nacional, por medio de la opositora Bancada Democrática Nicaragüense (BDN, una iniciativa de Ley para clausurar la cárcel de la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional, conocida como “El Chipote”, y que sus instalaciones sean convertidas en museo histórico nacional. Se trata sin duda de una excelente iniciativa, democrática y patriótica, que merece el respaldo de la ciudadanía y que la Asamblea Nacional la apruebe por unanimidad.
Por cierto que El Chipote es un nombre indebido para esa controversial instalación carcelaria, la cual fue creada por la dictadura somocista para que la represiva Oficina de Seguridad Nacional (OSN) tuviera allí sus mazmorras. Allí fueron encerrados, interrogados y torturados muchísimos luchadores nicaragüenses por la libertad y la democracia. Todavía están con vida algunas personas que fueron militantes antisomocistas, de los innumerables que fueron encerrados y vejados en esas mazmorras inmundas donde se les mantenía encapuchados, esposados y prendidos de una de las manos a argollas de acero incrustadas en las paredes.
Cuando cayó la dictadura somocista, en julio de 1979, al contrario de lo que se podía esperar los triunfantes comandantes sandinistas no clausuraron aquella odiosa y temida instalación carcelaria de la Loma de Tiscapa, que era uno de los principales símbolos de la represión somocista y del irrespeto criminal a los derechos humanos. Y no solo la conservaron para usarla como centro del nuevo poder militar, sino que le pusieron el nombre de El Chipote por el agreste cerro segoviano donde el general Augusto C. Sandino instaló su cuartel general, durante la guerra de liberación que encabezó contra la ocupación militar estadounidense, de 1927 a 1933.
El Chipote es un nombre histórico y glorioso y fue una ofensa a la memoria de Sandino, deliberada o inconsciente, que las mazmorras de la policía política somocista fueran convertidas en cuartel militar central de la revolución triunfante, y que además, se le pusiera el nombre del histórico cerro de Sandino.
En la actualidad se sigue llamando El Chipote a las antiguas mazmorras somocistas, ocupadas ahora por Auxilio Judicial de la Policía como centro de detención y de interrogatorio de muchas personas que son detenidas por diversos motivos, inclusive de naturaleza política, muchas de las cuales han denunciado que fueron víctimas de torturas. Pero, además, como declaró el director ejecutivo de la CPDH, “el solo hecho de estar en una mazmorra es una tortura, hoy en día eso no puede ser”.
Sin embargo, aunque quisiéramos equivocarnos en este caso consideramos que es muy difícil, por no decir imposible, que la iniciativa de Ley para clausurar ese sitio infame y declararlo monumento histórico nacional sea aprobada por una Asamblea Nacional que está sometida al gubernamental partido Frente Sandinista. Además, esta iniciativa de Ley ha sido presentada por la oposición y se origina en un organismo de la sociedad civil que fustiga al régimen orteguista por sus reiteradas violaciones a los derechos humanos. Por eso es que a la CPDH se le pretende liquidar mediante el aislamiento institucional y el ahogo económico, al impedirle que pueda obtener los recursos económicos indispensables para financiar sus actividades humanitarias.
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