La detención el viernes en el estado mexicano de Chiapas del guatemalteco Eduardo Villatoro Cano, supuesto capo del narcotráfico y operador del cártel del Golfo, más que una acción policial y un acto de justicia, ha sido un “mensaje” de las autoridades de Guatemala a los grupos del crimen organizado.
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“Que sepan que a cualquier que se atreva a tocar a un juez, un fiscal o un policía, va a ser perseguido sin importar el tiempo que pase”, para que pague por su atrevimiento, advirtió el ministro guatemalteco del Interior, Mauricio López Bonilla, tras coordinar el operativo de seguridad con el que se recibió a Villatoro al ser deportado de Chiapas. El “verdadero mensaje” para los criminales, agregó, tiene como objetivo que estos “cambien el pensamiento y conducta criminal” en contra de las autoridades.
“Guayo Cano”, como le conocen a Villatoro en el mundillo del hampa, es según López Bonilla y la fiscal general Claudia Paz y Paz, el jefe del grupo de sicarios que el 13 de junio ingresó a una subestación de la Policía Nacional Civil (PNC) en la comunidad de Salcajá, departamento de Quetzaltenango, y asesinó a mansalva a ocho agentes desarmados, y secuestró a un noveno, cuyo cadáver fue encontrado días después a la orilla de un río.
Paz y Paz aseguró que también es el responsable de la muerte de la fiscal del departamento de Chiquimula, Yolanda Olivares, quien junto a seis personas, entre ellas una funcionaria del Gobierno, fueron asesinadas y sus cuerpos incinerados dentro de dos vehículos en una comunidad rural del noroeste del país, fronteriza con México, el 24 de diciembre.
“Guayo Cano”, y su primo, Edgar Waldiny Herrera Villatoro, alias “Gualas”, fueron trasladados vía aérea a la capital guatemalteca y puestos a disposición de un juez penal. La fiscal explicó que “Guayo Cano” y sus cómplices serán procesados por asociaciones ilícitas, narcotráfico, robo agravado, lavado de dinero y el asesinato de nueve agentes de la PNC.
López aseguró que según informes de las agencias de Inteligencia de México y Guatemala, “Guayo Cano” había iniciado “un proceso de transformación de sus características físicas”. Ambos fueron capturados la madrugada del viernes cuando ingresaban a un hospital privado de Tuxtla Gutiérrez (Chiapas).
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