Félix Rivera M.
En 2011, la Corte Internacional de La Haya entregó un premio a los facilitadores judiciales por su loable labor.
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El fin de semana, los 16 facilitadores judiciales de Pantasma inauguraron lo que ahora será su casa-oficina, que servirá también de oficina de defensoría pública en este municipio jinotegano.
El magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Marvin Aguilar, asistió al acto de inauguración en el que comentó que, anualmente, cada uno de los facilitadores judiciales resuelve más de 800 casos de trámites de mediación, lo que descongestiona el trabajo de los juzgados únicos.
Los facilitadores judiciales son personas sin antecedentes penales, líderes reconocidos por la comunidad. Rafael Reyes y Gustavo Pérez son los primeros facilitadores judiciales de Jinotega, que fueron nombrados y capacitados por la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
SU GÉNESIS
El término facilitadores judiciales nació a nivel nacional en 1997, en el gobierno de Arnoldo Alemán, cuando apenas iniciaba a asentarte el proyecto de reconciliación y paz en el que trabajó la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro.
El sentido era llenar el vacío existente de autoridades locales a lo largo y ancho de la geografía nacional, principalmente aquellos sitios que habían sido escenario de la guerra fratricida de la década de los ochenta.
Este proyecto fue respaldado por la Organización de Estados Americanos (OEA), la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y las alcaldías locales.
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