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Numerosos peregrinos musulmanes oran en la cima del monte Arafat, cerca de La Meca, en Arabia Saudí. Los fieles musulmanes en La Meca celebran hoy el día grande del “hach” o peregrinación anual a esta ciudad santa saudí con la subida al monte Arafat, donde el profeta Mahoma pronunció su último sermón hace catorce siglos. LA PRENSA/EFE/Ali Hassan

Los musulmanes comienzan peregrinación a la Meca

Unos dos millones de musulmanes de todo el mundo oraron el lunes en una colina desértica de Arabia Saudí para purificar sus almas al comienzo de la peregrinación anual a la Meca, conocida como hajj.

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MONTE ARAFAT/AP

Unos dos millones de musulmanes de todo el mundo oraron el lunes en una colina desértica de Arabia Saudí para purificar sus almas al comienzo de la peregrinación anual a la Meca, conocida como hajj.

Es aquí en el Monte Arafat, señalado por un pilar blanco, donde se cree que el profeta Mahoma pronunció su último sermón a decenas de miles de seguidores hace unos 1,400 años y los instó a unirse.Las oraciones en este sitio constituyen un momento emocional y espiritual en la hajj. Los fieles creen que en este día se abren las puertas del paraíso, se escuchan las plegarias y se perdonan los pecados. Entre la multitud de peregrinos congregados el lunes, hombres y mujeres lloraban mientras extendían sus manos en medio de oraciones y súplicas.

“Labayk, Allahuma, labayk”, insistía la letanía, “Aquí estoy, Dios, respondiendo a tu llamado. Aquí estoy”.

Las oraciones en Arafat, cerca de la ciudad sagrada de Meca, forman parte de los exigentes ritos de purificación del hajj. Esta peregrinación es uno de los pilares del islam y se requiere a todos los musulmanes físicamente capaces efectuarla al menos una vez en sus vidas. Aunque siguen una ruta que transitó Mahoma, se cree que los ritos repasan en definitiva las huellas de los profetas Ibrahim e Ismail, o Abraham e Ismael según la Biblia.

Para muchos peregrinos, el hajj es la respuesta a una vida de oración, particularmente para los pobres, que suelen ahorrar durante años para hacer el viaje. Los ritos ponen de manifiesto la igualdad ante Dios, sean ricos o pobres.

El peregrino sirio Mohamed Firas vino sin sus hijos. Murieron en la guerra civil siria, explicó, un conflicto que ha dejado hasta ahora más de 100.000 muertos. “Ruego a Dios en este gran día que alivie el sufrimiento de nuestro país”, afirmó.

En su sermón anual en una mezquita cercana al Monte Ararat, el muftí de Arabia Saudí, jeque Abdulaziz bin Abdullah Al Sheikh, advirtió sobre el peligro de las divisiones.

“La comunidad musulmana es atacada por los enemigos del islam, que desean sembrar discordia y propagar el caos”, afirmó.

A la puesta del sol, los peregrinos saldrán del Monte Arafat y caminarán ocho kilómetros (5 millas) hasta Muzdalifa, una planicie desértica donde juntarán pequeñas piedras, que usarán en una pedrea simbólica al demonio a partir del martes, en el comienzo de la festividad Eid al-Adha que dura tres días.

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