[imported_image_600x400_1381802382_SALARIOS POR SECTOR]
Wendy Álvarez Hidalgo
De cada diez nicaragüenses que están laborando, tres devengan un salario promedio de 2,659.2 córdobas (unos 106 dólares), con lo que se podía cubrir a agosto el 24.07 por ciento del costo total de la canasta básica (11,043 córdobas), revela el desglose salarial promedio por actividad económica del Banco Central de Nicaragua (BCN), actualizado a junio.
Las cifras confirman que el sector de la agricultura, silvicultura, caza y pesca, que según datos oficiales emplea a casi un millón de nicaragüenses de una Población Económicamente Activa (PEA) de 3.19 millones, posee el salario promedio nacional más bajo, seguido por la industria manufacturera y la construcción.
Basados en datos de la Encuesta Continua de Hogares al IV trimestre de 2010, esas tres actividades económicas absorben a más de 1.3 de millones de nicaragüenses con ingresos que no superan los 6,357 córdobas (unos 253.5 dólares), cuyos salarios han mostrado leves mejorarías en los últimos tres años.
Estos sectores, paradójicamente, son motores claves para el desarrollo económico del país y la reducción de pobreza, flagelo que azota a más del 42 por ciento de la población nicaragüense.
El ingreso real anual ha pasado de 80,000 córdobas en 2001 a un poco más de 55,000 córdobas en 2009, según reflejan las cifras oficiales.
“Parece existir evidencia de que el mercado para graduados universitarios se está saturando”, señala Acevedo, quien dijo que para 2012, en el mercado laboral había unas 165,000 personas con estudios universitarios desempleados o subempleados.
Explica que el 51 por ciento de los graduados universitarios encuentran ocupación fundamentalmente en el comercio, luego en la administración pública y también los servicios de enseñanza.
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¿Qué hacer con una economía asentada sobre salarios precarios? El expresidente del Banco Central de Nicaragua, Mario Arana, dice que las cifras antes descritas solo confirman una realidad: “Estamos atrapados en un círculo vicioso” y se requerirá de muchos años de trabajo para sacar de ese atolladero a esa gran masa de obreros.
El sociólogo Cirilo Otero va más allá y atribuye esa situación a que el país solo invierte 18 dólares per cápita en educación, cuando en países vecinos como Costa Rica, ese indicador supera anualmente los 70 dólares por persona. Y “la situación empeora porque hay una marcada desigualdad en la distribución de la riqueza”, algo en lo que también coincide Arana.
En esa misma línea, el economista Adolfo Acevedo advierte que debido al poco esfuerzo que existe para tecnificar a los principales sectores económicos del país, se están generando empleos principalmente precarios, improductivos y mal remunerados, los que se compaginan con “la bajísima calificación” de la mano de obra nicaragüense.
De hecho, de las diez actividades económicas que componen la matriz económica del país, cuatro presentan graves problemas de baja productividad y emplean a más del 76.7 por ciento de la fuerza laboral. Construcción; comercio, hoteles y restaurantes; actividad agropecuaria; y servicios empresariales y personales, son los “cuellos de botella” de la economía, pero a su vez los motores de crecimiento.
Otero es enfático en señalar que “el empleo nuestro es manual, sencillo y hasta primitivo”, por esa razón es que cada vez la paga de la mano de obra nicaragüense sea más barata.
LOS QUE ESTÁN “MEJOR”
Según los datos del Banco Central de Nicaragua los ingresos promedio más altos están en actividades como financiero, minas y canteras, servicios comunales, sociales y personales, así como electricidad, gas y agua. Y aunque estos se ubican con los salarios promedio nacional más elevados, solo el sector financiero cubre más del ciento por ciento del coste de la canasta básica; y minas y canteras abarca un poco más del 90 por ciento.
El también exministro de Hacienda y Crédito, Mario Arana, afirma que al conjugar la baja calificación de la fuerza laboral con la reducida productividad de los sectores económicos, da como resultado que “ni la oferta (de trabajo) da para pagar bien, ni las calificaciones dan para tener suficiente productividad para pagar mejor. Es un problema estructural bastante grave, bastante serio que tienen que ver muchos años de historia”.
Además señala que esos salarios son resultado de crecimientos económicos raquíticos experimentados en el último siglo. “Desde 1920 hasta 2010 básicamente estamos hablando de crecimiento del uno por ciento por habitante”.
LA SALIDA
¿Cuál es el remedio para revertir esta grave distorsión salarial? Además de mayor inversión en educación —que sería el primer paso para elevar la calidad de la mano de obra, y por ende aumentar los salarios— Arana y Otero insisten en que se deben crear las condiciones en el país para atraer más inversión extranjera, cuyo principal valor agregado sea la creación de puestos de trabajo bien remunerados.
Según datos de la Agencia de Promoción de Inversiones y Exportaciones de Nicaragua (ProNicaragua), la Inversión Extranjera Directa ha crecido a buen ritmo, y pasó de representar el 6.75 por ciento del PIB en 2007, a 14.11 por ciento en 2011. Pero Acevedo ha advertido que la inversión que está llegando no tiene un alto componente de demanda de trabajadores.
Arana afirma que incrementar los ingresos de los trabajadores no es la solución para mejorar la productividad, lo que se necesita es tecnificar el campo, tal como están haciendo algunas actividades como el café, el azúcar y hasta el maní.
Otero, por su lado, dice que se debe lograr la ansiada meta: destinar el siete por ciento del PIB para el gasto en educación, o de lo contrario casi la mitad de la población seguirá en pobreza.
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