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La Policía Militar de Orden Público, de Honduras, creada para frenar la delincuencia común y el crimen organizado, inició operaciones el lunes pasado en Tegucigalpa y San Pedro, las dos ciudades más importantes del país que registran altos índices de violencia. LA PRENSA/EFE

Militarismo no va con inseguridad

Los países de América Latina, una de las regiones con más homicidios violentos del mundo, deben hacer a un lado el “enfoque de guerra y de militarización de la problemática de la seguridad” y apostar por las políticas públicas contra la violencia, expresó el experto argentino Víctor Abramovich.

Alberto Cabezas/EFE

Los países de América Latina, una de las regiones con más homicidios violentos del mundo, deben hacer a un lado el “enfoque de guerra y de militarización de la problemática de la seguridad” y apostar por las políticas públicas contra la violencia, expresó el experto argentino Víctor Abramovich.

[doap_box title=”Los tres países más violentos en la región” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

  • Expertos de Colombia, Costa Rica, El Salvador, México y Nicaragua que participaron esta semana en el foro “Construyendo un Consejo Político para la Seguridad y Justicia en Honduras”, organizado por la no gubernamental Alianza por la Paz y la Justicia (APJ), expresaron que este país debe implementar una política de inversión social, depurar las instituciones relacionadas con la seguridad y la justicia, y fortalecer la participación de los alcaldes para frenar la ola de criminalidad en el país.
70,000 personas murieron de forma violenta en México durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012). La mayoría de los casos se registraron en acciones relacionadas con el crimen organizado.

20 muertes diarias se registran en Honduras, lo que convierte a este país centroamericano en uno de los más violentos del mundo, con 92 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2011, según la ONU.

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“Yo veo problemas con todo el enfoque de guerra y de militarización de la problemática de la seguridad, sostuvo en entrevista el académico y secretario ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur, quien esta semana participó en los trabajos del XLVIII período extraordinario de sesiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) celebrados en el Distrito Federal de México.

“La idea es de combate a las drogas, de guerra contra el delito, es contraria: la guerra es contraria a la idea de política pública”, señaló el experto, para quien el asunto es delicado, pues algunos países como México y Guatemala han recurrido en los últimos años a soluciones militares para enfrentar a las bandas criminales, que al tradicional tráfico de drogas han añadido otros delitos como la extorsión, el secuestro y el tráfico de personas y armas.

Honduras es otro país de la región con medidas similares. Desde el lunes 14 de octubre inició operación la Policía Militar de Orden Público, creada el 22 de agosto por el Parlamento, y que contará con unos cinco mil hombres que fueron seleccionados entre el Ejército y entrenados para cumplir misiones de seguridad ciudadana.

En muchos casos la delincuencia organizada ha logrado un control territorial a través de la prácticas corruptas, la debilidad del Estado y de sus instituciones. Para hacer frente a esa situación “no hay fórmulas y los escenarios locales, nacionales, son muy distintos”, sostiene Abramovich. Sin embargo marca una línea de mínimos y señala que una mejor seguridad pasa por “tratar de pensar en una conducción política de las agencias de seguridad”, y por “la conversión de las instituciones de seguridad a instituciones de servicio público, civiles”.

El experto sostiene que “en la guerra uno piensa la violencia en términos de violencias contrapuestas: si aumenta la violencia de un bando hay que contrarrestarla con más violencia”, pero él propone abordarla más como un concepto asociado con la “circularidad”. “Más violencia estatal genera más violencia social y más violencia criminal”, por lo que “tener estrategias de reducción de violencia, de control político de las agencias de seguridad y de no militarización es clave para pensarlo en una mirada de derechos humanos”.

Para Abramovich “en términos generales (…) la idea es gobierno político de la seguridad, democratización de las agencias, no autonomía y no militarización. Me parece que esos son los temas duros” en la región en materia de seguridad, añadió.

Con todo para el experto no es muy relevante si quienes dirigen las policías son exmilitares o civiles, “el tema es con qué lógica piensan la política, si es con una de política pública de servicio público, o con lógica de guerra, combate, ocupación de territorio, de enfrentamiento entre bandos armados”. “La lógica de la guerra es secreto, estatalidad absoluta y fuerza. Entonces esa no es la lógica con la que hay que pensar la seguridad ciudadana”, concluye.

Internacionales inseguridad militarismo archivo

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