Noel Amílcar Gallegos
Los más ocurrentes disfraces salieron a relucir la tarde de ayer en las calles de Masaya, al iniciarse el tradicional torovenado de Los Caminitos de Gloria, cuya mayordoma, la señora Maritza Ñamendy Martínez, se lució con abundante pólvora, música chichera y el derroche de cultura a través de las diferentes expresiones de sátira.
Durante este evento, cuyo recorrido salió de la casa de la familia Ñamendy, las personas cargaron una réplica de San Jerónimo, patrono de los masayas, y de San Miguel Arcángel.
Niños y adultos bailaron durante todo el recorrido que duró más de cuatro horas, mientras se iban sumando más participantes a la celebración cultural.
“Estas celebraciones vienen de la herencia de mi padre, quien las comenzó en las cuatro esquinas de Monimbó. En aquellos tiempos los torovenados eran auténticos. Los participantes arremedaban a algunos personajes de Masaya. Sin embargo, hoy me siento muy orgullosa de dirigir la batuta de la familia en estos eventos, porque yo soy quien sigue con estas tradiciones”, dijo doña Maritza.
“Todo el que tenga amor a San Jerónimo y siga la tradición, puede salir en los torovenados. En mi caso, yo recibo con mucho gusto a todos los bailantes. Considero que más de uno de mis hijos va a seguir con estas tradiciones porque esto sigue creciendo y creciendo y cada vez tiene más cobertura de los medios”, dijo.
Ayer, bajo el radiante sol, los disfrazados agotaron todas sus energías con tal de cumplir sus promesas.
Durante este mes y parte de noviembre, los diferentes bailes de torovenados y los grupos folclóricos salen a las calles, pero estos marcan la diferencia en la música. Los primeros bailan al son de los tradicionales chicheros y los segundos al de la marimba. No obstante, el baile de los diablitos lo hacen al toque de una sola pieza musical, ejecutada al son de la música de viento.
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