Amalia Morales
Después de tres bicicletas robadas, el mensajero Francisco Prada decidió cambiar su horario de repartir facturas y estados de cuenta por el barrio Jorge Dimitrov de Managua.
Confía, y su cálculo no le ha fallado, que entre las seis y media y las siete de la mañana aún duermen los que salen de la nada por algunos callejones solitarios y armados de piedras arrancan bicicletas.
Luego que sale del Dimitrov, Prada recorre sobre la bicicleta otros 17 barrios. Pasa por Campo Bruce, a un lado del colegio Cristo Rey, sube hasta la rotonda del Cristo, recorre el barrio que está detrás de Servipro, bordea la Catedral, deja sobres en el Magfor, pasa por el Hospital Militar, baja por Plaza Inter y sigue por el Redentor y viene a salir por el Gancho de Caminos, en el Oriental. Entra y sale pedaleando por todos los barrios que hay a los lados. A veces esquiva el tráfico y las vías principales y aprovecha callejones y calles despejadas, donde le toca esquivar huecos de las vías lunares. A veces, lo dice sin pudor, avanza más rápido por los andenes. Si tiene que girar en “U”, o ir contra la vía en la acera, lo hace sin ningún reparo. Es la ventaja de este vehículo de dos ruedas que no tiene vía propia. Hasta ahora ningún policía lo ha detenido.
Así, anda hasta las dos y media de la tarde. Al final de la jornada va hasta Las Palmas donde rinde cuentas de lo entregado y carga la mensajería del otro día.
Cuando Prada va en las calles se encuentra todo el tiempo a decenas que como él usan la bicicleta para trabajar y para transportarse. Para un proyecto de construcción de ciclovía que se ha promocionado en los últimos años con el Apoyo del Programa de Naciones Unidas (PNUD), el Instituto Regulador de Transporte Municipal de Managua (Irtramma), ha estimado que se hacen 50,000 viajes diario en bicicleta en la capital.
No obstante, los bicicleteros tienen que pensar en el mantenimiento del vehículo. El cambio de llantas se hace cada tres o seis meses y su costo oscila entre los 130 y 170 córdobas, según el número. Y si se poncha, el costo de cada parche es de 40 pesos.
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SE RECOMIENDA PERO NO SE PRIORIZA
“El uso de bicicletas es uno de los medios de transporte urbano más sostenibles. Salvo caminar, requiere menos recursos naturales y produce menos desechos que cualquier otro. A su vez, puede contribuir a una mejora en la salud, reducir costos, ahorrar tiempo y fortalecer vínculos sociales”, reza Biciudades 2013, un informe regional sobre el uso de este vehículo en América Latina y el Caribe.
El proyecto del PNUD y el Irtramma ha colgado en Youtube un vídeo en el que recorre el tramo de ciclovía que se construirá en el antiguo casco urbano de Managua, y tendrá una extensión aproximada de cinco kilómetros.
La construcción está prevista para el 2014. El recorrido arrancará en el sector del Colegio Loyola, pasará por la antigua calle 15 de Septiembre, el Parque Luis Alfonso, cruzando por la Avenida Bolívar, el barrio San Antonio y otras avenidas aledañas hasta culminar en las oficinas de Petronic (Petróleos de Nicaragua), según explican los funcionarios en el vídeo.
José Antonio García es albañil y carpintero y se traslada en una vieja pero liviana bicicleta de carrera con la que le pagaron un trabajo hace unos años.
García en estos días está alzando un tramo frente a los edificios del Centro Cívico, así que su recorrido hasta allí desde el Siete Sur, donde vive, lo hace en 10 minutos.
García dice que como la “bici” es liviana a veces los buses la empujan con el viento y lo escapan de botar. Pero hasta ahora no ha caído, tampoco recuerda que lo hayan robado, aunque siempre “hay vagos” por donde uno pasa, cuenta.
Además de ocupar la bici para ir a trabajar, García la usa para cualquier mandado o para ir al mercado Oriental.
Juan Manuel Morales, de 52 años, es policía y básicamente se mueve en “bici” para los mandados. Esta mañana de martes, anda en el mercado Israel Lewites comprando algunas verduras para el almuerzo. Morales vive en San Judas y a veces desde allí va hasta el mercado Oriental, donde hace compras para la semana. “Es que allá es más barato”.
Morales, García y Prada tienen en común que no usan ningún tipo de protección cuando manejan bicicleta, excepto una gorra —y una camisa mangas largas, en el caso de Prada— para taparse del sol.
A diferencia de los ciclistas en otras ciudades latinoamericanas como Bogotá y el Distrito Federal en México, donde se les exige portar cascos y chalecos con adhesivos fosforescentes para la circulación nocturna.
EL PAÑUELO DE JEAN PAUL
Yuri Sandoval, de 34 años, es voceador de periódicos desde los 8 años, y desde muchacho vende tres diarios en bicicleta. A las cinco y media de la mañana sube a su montañera y en ella se desliza hasta los semáforos de la Miguel Gutiérrez, baja por la rotonda de La Virgen hasta los semáforos del Colonial, donde carga los periódicos que luego distribuye por siete barrios capitalinos.
A Sandoval le han robado dos veces, lo han empujado algunos vehículos, pero no ha sufrido ningún accidente hasta ahora. Dice que cuando va andando en bicicleta a veces él mira accidentes y se baja en carrera para ayudar. Recuerda una vez que iba en la calle y halló un anciano en el suelo. Él se había amarrado en la cabeza el pañuelo que se ganó en el concierto de Jean Paul y cuando vio al anciano caído y sangrando, no dudó en quitarse su pañuelo y ponérselo de tapón en la cabeza rajada del anciano.
“Me gusta auxiliar a la gente”, dice este voceador que vuelve a su casa hacia el mediodía, después de haber “pedaleado” durante cinco horas y de haber sudado todos los vasos de agua que le regalaron sus clientes.
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